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La desmesura de la condición humana en formato literario

Es un escritor en pleno ascenso, colmado de premios. Oriundo de Andino, Santa Fe, José María Gómez vive en Balvanera desde hace treinta años. Llegó a Buenos Aires en 1976, escapando de Rosario donde, debido a su militancia, era perseguido por la dictadura. Los marianitos y La fusión, dos novelas suyas publicadas en 2014 y 2015 generaron una oleada de críticas halagüeñas y una gran repercusión. Una anécdota retrata su carácter irreverente ya desde pequeño: a los seis años le dieron una poesía para leer en un acto escolar pero, en su lugar, recitó una de su propia autoría que, además, tenía cierta métrica. Escribió siempre aunque con intermitencias. Recién en los últimos diez años empezó a hacerlo sistemáticamente, todos los días, y a tomar la literatura como una profesión.

Antes de eso, egresó como régisseur del Teatro Colón y se destacó en la dirección y puesta en escena de obras tanto musicales como de texto. Es autor del libreto de las óperas Rosas y Lavalle, con música de Javier Giménez Noble y Augusto Rattenbach, respectivamente. Asimismo, se desempeñó como docente en el Conservatorio Manuel de Falla y como coordinador de la orquesta de dicha institución. Además, es Licenciado en Gestión Educativa (CAECE) y, como tal, ocupó el cargo de Director de Cultura de la Facultad de Psicología de la UBA.
Su vínculo con la literatura comenzó a estrecharse cuando dos distinciones en las Ferias del Libro de 1992 y 1993 lo incentivaron a seguir escribiendo. Una fue el Premio Edenor por el poema Ariel, que forma parte del libro Naturaleza y Nostalgia, y la otra, el Premio FAIGA por la obra teatral El Ángel.
“Desde pequeño, inclusive en la secundaria, me imaginaba que iba a ser escritor. La literatura siempre atravesó mi vida pero las circunstancias me obligaron a elegir otro camino: tuve que ‘trabajar’. Me atrapó el teatro, la ópera, la docencia. Sin embargo, tenía confianza en mí como escritor. Más que escribir, lo que me interesa es tener un proyecto literario. Mis referentes son Saer, Puig y Sara Gallardo”, afirma con convicción Gómez.
El momento que marca un antes y después en su trayectoria es el Primer Premio de Novela del Fondo Nacional de las Artes (FNA) que obtuvo en 2007 con su primera novela: Los putos. Primera parte: El comisario. La trama gira en torno de la relación amorosa entre muchachos signados por la ausencia de padre con hombres mayores, en un intento de llenar ese vacío existencial. “El premio me sorprendió. Había un jurado extraordinario, encabezado por Leopoldo Brizuela. La novela, a pesar de ese título controvertido, interiormente es muy cuidada, tiene un lenguaje muy poético. Los jóvenes ofrecen su cuerpo como una manera de sentir que son capaces de ser queridos por su supuesto padre; la experiencia tiene una dimensión religiosa”, comenta el escritor.
Los galardones continuaron. En 2011 Gómez logró la Primera Mención Honorífica del FNA por la novela El cine de los sábados. Al año siguiente, fue finalista del Premio Clarín de Novela por La anábasis.
En 2014 se publicó la novela que sacudió a la crítica y al público: Los marianitos. Una novela policial. Se trata de una feroz interna en la Policía Federal, que tiene lugar en los 70, entre dos bandos: el del Polaco –legalista– y el de Ferreyra –líder de los marianitos, los rebeldes–. La lucha es por el dominio de los cuerpos de los jóvenes agentes, cuyo resultado será un escalofriante baño de sangre. El lenguaje utilizado es descarnado, crudo, directo. Este libro le valió la Mención Especial en el Premio Internacional de Novela Letra Sur. “Al hombre fuerte que es El Polaco yo lo equiparo con Perón, una figura paternal que tenía la capacidad de ver lo que estaba ocurriendo; a Ferreyra con Firmenich, y a los marianitos con los Montoneros, que es la carne desdentada, gozada. Al final hay un juego macabro donde esos cuerpos jóvenes son violentados por los ganadores de la disputa”, explica el escritor.
El año pasado se conoció la novela La fusión. Memorias de oficina, otro experimento audaz y novedoso en el cual bucea en dicho ámbito laboral. Se plantea un terrible conflicto por espacios de poder. El protagonista–encandilado con el discurso de la globalización– desde el primer día pretende ocupar el puesto de su jefe porque considera que éste no está a la altura de la nueva cultura empresarial. Por este libro, en 2013 conquistó otra distinción del FNA: el Segundo Premio de Novela.
Gómez formula interesantes definiciones sobre el acto de escribir y su propio estilo: “La literatura da cuenta de la experiencia humana. Su función es ficcionalizar para llegar a verdades que mediante el análisis sociológico e histórico quedan ocultas. Por mi formación como régisseur, los personajes comienzan a tener entidad cuando los escucho. El erotismo es una de las marcas de mi obra; todos mis personajes son furibundamente atravesados por el deseo”.
En este momento está trabajando en una nueva novela y está embarcado en un proyecto que le produce una enorme satisfacción: el flamante sello editorial “El Deseo” va a editar todas sus novelas. La primera será La inevitabilidad de los cuerpos –nuevo nombre de Los putos–, a la que seguirán El cine de los sábados y Los violaditos, hasta ahora no publicadas.
Laura Brosio
 

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