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Los libreros y su elegido del año

Desde el blog le pedimos a todos los libreros de Eterna Cadencia recomendaciones: el libro elegido podía ser novedad o no del 2017.

RECOMENDADO DE FACUNDO

La cabeza de Goliat, Ezequiel Martínez Estrada
Interzona

En el tiempo en que Ezequiel Martínez Estrada concibió La cabeza de Goliat, su englobante microscopía de la ciudad capital, amén de ser su segundo ensayo de importancia, Argentina albergaba pocas dudas con respecto a su destino, en apariencia garantizado. Cereal, ganado, petróleo, industria, una historia reciente, un pueblo joven, las guerras civiles en el recuerdo. Todo a nuevo: el país parecía el cuerno de la abundancia, aun cuando los frutos estuviesen desigualmente repartidos. Si bien existían intelectuales obsesionados con la cuestión del “ser nacional” y aunque muchas de las simientes de nuestros dramas políticos posteriores ya estaban madurando bajo la superficie, nadie dio mucho crédito al inventario de Buenos Aires que Martínez Estrada presentaba con lenguaje tan irritado como irritante, apenas atenuado por momentos de arrebato lírico y otros de facetado diamantino.
Por un tiempo, un tiempo a veces largo, toda ciudad prospera, se concede juegos y fiestas, erige monumentos y mausoleos, deja huella en el mundo. Pero tarde o temprano las ciudades han de enfrentar a sus víctimas, y entonces las penas y castigos que pudieran recaer sobre ellas amontan a rango bíblico. Ninguna ciudad es eterna: algunas son abandonadas, otras son destruidas, la mayoría son olvidadas. Al final de todo resta la ruina última de un antiguo esplendor.
Así que no hay mejor invitación a tomar conocimiento de la ciudad de Buenos Aires que este libro robusto y perturbador, justamente porque fue escrito para desenmascarar fachadas, inquietar cimientos y para pronosticar un final. Es, entonces, un libro de revelaciones y de fustigación. La motivación del autor está expuesta en el mismísimo comienzo, en la primera página, en el primer renglón: “Este libro no fue escrito para complacer a nadie”. Y si el estilo narrativo parece agresivo y malhumorado, por momentos agrio e incluso lapidario, es porque al lidiar con gigantes los excesos de lengua se parecen a lanzamientos de piedras.// Christian Ferrer

EL RECOMENDADO DE ESTEBAN

Once tipos de soledad, de Richard Yates
Fiordo

Once tipos de soledad es un conjunto de cuentos desoladores, descarnados y perfectos. Aquí no hay luz al final del túnel; hay en cambio tristeza, aislamiento y desamparo narrados con una honestidad salvaje y cristalina, electrizante y conmovedora, absolutamente memorable. La soledad de las ciudades, la mediocridad de las aspiraciones de clase media, la dificultad para verbalizar la decepción y el desencanto, la negación y el autoengaño son los temas que Yates toca, una y otra vez, en variaciones siempre resonantes al oído del lector contemporáneo. Sus personajes son personas comunes, de vidas rutinarias y tragedias menores: una chica que se está por casar, un veterano convaleciente, un escritor a sueldo, una maestra amargada, un soldado que rememora sus días de entrenamiento, un taxista con sueños de una vida mejor.

Richard Yates publicó Once tipos de soledad en 1962, un año después de que Revolutionary Road, su primera novela, fuera elogiada por Tennessee Williams como «una obra maestra». Kurt Vonnegut lo describió como «el mejor conjunto de cuentos escrito por un norteamericano», y el New York Times lo llamó «el equivalente neoyorquino de Dublineses». El libro fue publicado en español por primera vez en 2002, cuando la escritora argentina Esther Cross lo tradujo para Emecé, y rápidamente se volvió inconseguible. Esta nueva edición, revisada por Cross, recupera la voz magistral de Yates con una claridad prodigiosa, e invita a los lectores a reencontrarse, o a conocer, a este autor clave de la literatura norteamericana que preludia —y enriquece— la tradición de Salinger, de Cheever, de Salter, de Ford.

 

EL RECOMENDADO DE GUSTAVO

Lynch por Lynch, de David Lynch
El Cuenco de Plata

“Una historia sencilla pasó a través de la misma máquina por la que también pasó Carretera perdida. Hay algunas personas que, aun así, esperan que suceda algo muy malo en la película. Pero cada película debería tomarse como una unidad independiente. Si no pusiera mi nombre en la película, estoy seguro de que muchas personas no sabrían que la hice yo.

En un preestreno, alguien estaba en la cola y oyó que una mujer dijo: ‘¿No es raro que haya dos directores que se llamen David Lynch?’”. // D.L.

 

EL RECOMENDADO DE OSCAR

Cabeza de buey, de Daniel Durand
Lomo

SI atendemos a la definición de verso libre que da Olson, en la que el ritmo del verso responde a la respiración del poeta, entonces los textos de Cabeza de buey son poemas de largo aliento. En ellos la voz del poeta se extiende y se agota, se deja agotar; está “condenada siempre a comenzar”. Siempre. Cada verso de este libro es un poema, y cada poema un canto, y si un canto no es nada más que un verso, según su etimología, entonces este fino surco de invención en el espacio conforma un universo integral. Daniel Durand publica en este volumen una serie de poemas que no pueden dejar de leerse, de escucharse, si lo que buscamos es un mundo que respire, un libro para respirar a la par.

 

EL RECOMENDADO DE RAMIRO

Jugador, de Alexander Baron
La bestia equilátera

Harryboy Boas es un inglés atípico. No es un caballero ni un displicente distribuidor de ironías. La debilidad ayuda a convertirlo en un antihéroe perfecto: es un jugador, un tipo que apuesta en los canódromos, que especula siempre al borde de la estafa. Alguien para quien la prosperidad y el infortunio y hasta la felicidad dependen del azar. De pronto, una familia con aspiraciones de clase se muda al edificio en el que vive. La relación que establece con Gregory, el hijo del matrimonio, lo enfrenta a un espejo que preferiría no mirar, confina sus proyectos de salvación a una especie de perplejidad infantil, desamparada. Harryboy Boas se ve llevado a descender al submundo de Londres para encontrar respuestas que satisfagan el reclamo de un dios que nadie se atreve a desobedecer: el dinero.
El tono y el registro de esta novela son implacables; la intriga, pícara y devastadora. Alexander Baron crea unos personajes difíciles de olvidar. En el teatro de operaciones de la simpatía,Jugador ofrece una realidad distorsionada por el filo metódico de lo terrible, e ilumina como pocas ficciones el escenario perfecto para que la tragedia estalle.

 

RECOMENDACIÓN DE PABLO

El dilema del omnívoro, Michael Pollan
Debate

Nos hemos confrontado a esta pregunta desde que el hombre descubrió el fuego, pero para Michael Pollan la manera en que la abordamos hoy en día podría llegar a determinar nuestra supervivencia en cuanto a especie.

El hecho de que seamos omnívoros y podamos ingerir todo tipo de alimentos hace que nuestro acto de decidir qué queremos comer se vuelva un dilema, sobre todo ante la abundancia de productos que nos ofrece el desconcertante y traicionero mercado alimenticio. Cuando escogemos nuestro tipo de alimentación, no solamente entra en juego la salud propia o la de nuestros hijos, sino la de todo el medioambiente.

Escrito de manera excelente y profusamente argumentado, El dilema del omnívoro promete cambiar nuestra percepción sobre las políticas alimenticias y el placer de la comida.

 

Galería

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