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Te van a reinterpretar todo, todo el tiempo

Por Tomás Fadel / Oscar Fariña, autor de "El guacho Martín Fierro" dialogó con nosotros acerca de la condición de la poesía, la traducción y las normas del lenguaje.

Después de presentar su último libro El Desmadre, editado por Mancha de aceite y pensando un proyecto para Embalse 2013, Oscar Fariña, autor de Pintó el arrebato (Colección Chapita) y El guacho Martín Fierro (Factotum) responde algunas cuestiones sobre el proceso creativo y anexos literarios. En una terraza de Colegiales charlamos con él, junto a Martín Castagno y Verónica Romano, entre los tres quisimos sacar algunas conclusiones, pero obtuvimos más bien lo que sigue...

Tomás Fadel: Comentando con un amigo el miércoles pasado, hablamos, entre otras cosas, de El guacho Martín Fierro. Yo le decía que era una traducción, que para mí estaba claro, ¿vos considerás que lo es?
Oscar Fariña: Sí. Una traducción Chapita. 

Bueno, pero habría que definirlo.
Bueno yo encuentro en la traducción chapita... A ver, su tío es Borges, sacando párrafos enteros de Poe. Dice la gente que Aira hacía lo mismo cuando traducía best-sellers. Básicamente, es una traducción no-académica, pero rigurosa. 

Verónica Romano.: ¿Y al revés, como escritor, el tema de la traducción? ¿te tienen que traducir? ¿quién te gustaría que te traduzca?
Bueno! Los chicos [editores de C. Chapita] tradujeron He painted the rapture, por Pintó el arrebato en el Google Translator, ese me parece que ya quedó. Ah no, no fueron los chicos. Fue una entrevista que les hicieron para Fundación Proa hace tiempo y como las entrevistas tienen que estar en inglés parece que lo mandaron por ahí nomás. Entonces quedó así. Sí... igual yo no sería celoso jamás de una traducción. Si algo se traduce supongo que significa que estoy ganando algo de dinero, entonces está bien. Aparte hoy acompañás el laburo del traductor, más allá de que uno no tiene herramientas para juzgar su trabajo, porque no es la lengua de uno. Qué se yo, también está lo otro, Scott Fitzgerald casi se vuelve loco peleandosé con la gente que trataba de adaptar sus obras, incluso de interpretar sus guiones. 

T.F: ¿Como si ya no quedara nada por proteger o como si quedara todo por inventar?
Y, hay tan poco tiempo para laburar, qué se yo... Y, sí, te van a reinterpretar todo, todo el tiempo. Uno está no para vigilar tanto las deformaciones que le puedan hacer al propio discurso sino para deformar los discursos ajenos.

Según como se mire podemos decir que un gran grupo de personas habla español, otro más reducido habla español rioplatense, al punto de notar que en verdad cada uno tiene una lengua particular ¿Tu traducción se maneja entre estos últimos dos límites no? Traducís casi de un dialecto a otro... 
A ver... ¡Yo trabajaba en una librería! ...Y lo digo bien fuerte por si anda mal el micrófono viste... Y ahí veías cómo los yankees se llevaban el Martín Fierro a dos manos, y no veía qué parte podían entender de eso, o qué hacían con eso... Es parte del decálogo justificatorio del Guacho hablar de devolverle cierta vida a ese libro que se volvió una cosa, un souvenir. Marca de status también según la edición, porque incluso gente que no lee suele tener uno en su casa. 

T.F.: Grande.
V.R.: De cuero. 

Sí, con suerte. Leía el otro día en un libro de Diego Meret que, bueno, en su casa no eran muy lectores y su madre le compró un día a un vendedor ambulante un Martín Fierro. Lo tenían ahí, en el estante. Ni se lo dejaban abrir! No, no sé si no se lo dejaban abrir, estaría bueno, dejalo así. No, igual creo que hasta cierta edad no tuvo acceso, como esa gente que compra muñecos y no los saca de su caja. 

T.F.:Y... es el pequeño goce social del geek!
Bueno, yo no me acuerdo ahora, pero estoy seguro que compré algún libro sólo para tenerlo. Yo me llamo Oscar Saúl, siempre oculté mi segundo nombre. Yo estaba creciendo, escuchaba dos minutos, no podía llamarme igual que el presidente. Un día encontré un libro de un homónimo! Bueno, en verdad era Oscar Saul, en inglés, pero lo quise igual. 

Y la lengua oral se inserta también por ese lado, ¿no? Pintó el arrebato incorpora la musicalidad de la oralidad desde el ingreso del dialecto, en el Guacho pasa lo mismo ¿Hay una tarea con la música?
¡Ahora tengo una banda! Vamos a tocar por primera vez ahora a fin de año, a ver qué sale...

Digo, específicamente en Pintó hay por un lado un verso más ligado a la respiración, pero también una décima, un haiku, varios pareados; y en el Guacho conservaste la sextina. 
Uh, no, con la técnica me matás. Sí, puede ser, pero yo laburo eso más de modo inconsciente. Se diría que Pintó es verso proyectivo, si es que existe tal cosa. En elGuacho sí ya conté sílabas y todo, ¡tenía que hacerlo! Pero la misma importancia le doy a la pulsión narradora, a veces el remate. Igual sí, no sé quién decía la frase, me la voy a tatuar, algo así como "para el verdadero poeta, no existe el verso libre"

Sí, yo soy partidario del verso esclavo! O del ritmo, o de la intuición, o de elecciones conscientes...
[Carcajadas] Sí, sí, hay que hacer bajadas! Sí, yo digo esto del verso libre, y después de haber dicho que trabajo más inconscientemente... Bueno, sí, hay algunos trabajos en Pintó pero siempre tienen más a ser jocosas, como el de paco, pichi, marihuana.

Que es un octosílabo además...
Y tendemos a eso... Borges igual decía que eso era típico del español rioplatense. Qué se yo. Está en ese libro de Bioy, están todo el día hablando de poesía. Sí, siempre me gustó la música, más allá de leer a Poe con unos amigos del colegio, escuchaba muchas bandas y me copaba con las letras. Peligrosos gorriones, el primer disco, me lo fumé a esa edad donde ponés el disco una y otra vez y escuchás la letra, y hay una palabra que no entendés, y te molesta, y te ponés a interpretar, qué dice, qué quizo decir acá? Ese es mi primer acercamiento a la poesía, donde se rompe todo. Se rompe el referente, opera por imágenes, también hay algo musical actuando todo el tiempo. Después uno le pudo dar otras palabras, otra entidad a eso, pero es eso. Después uno se vuelve viejo, no escucha el mismo disco más de diez veces. 

Es casi como si una función cognitiva se cerrara
Me parece que sí eh, que hay algo de eso, puede ser. Igual siempre se aprende, pero a uno le parece que no de la misma forma.  

Y por un lado está ese aprendizaje primero, que uno continúa un poco en sus lecturas...
Sí, a mí me hubiese gustado igual tener un poco de orden con las lecturas, sobre todo de poesía. A mí la televisión me rompió el coco (y eso fue de chico!), soy un lector de zapping. 

¿Y función? ¿Ves una función en la poesía?
¿Social?

No sé. 
Y... Algo tiene que tener, es sospechoso que haya sobrevivido tantos años. Seguro algo muy preciso y no para todos. Qué se yo ¿Cuántas personas saben cómo funciona un ipad? Pero todos lo usan! Por más que a uno lo lean quince gatos locos, veo una función. A menos que no edites, que escribas porque estás loco, en tu casa, y ahí ya no hay problema. Sos un grafómano. Pero si querés mostrar tus cosas, ya formás parte de un sistema, si te interesa que alguien te lea. Igual es algo que como nunca me puedo responder, mejor sigo mientras tanto ¿Es una función lingüística? ¿Es una función moral? ¿Se acabará la poesía?

Al menos cuando se acabe el humano... ¿Un poco antes? Claro, la pregunta sería, ¿hay poesía en otros planetas?
¡Según Guía del autoestopista galáctico sí hay! Es un libro de Douglas Adams, ¡todos leanló! En realidad primero fue un programa de radio con mucho éxito y después se escribió el libro, una trilogía en cinco partes según su autor. Resulta que están construyendo una autopista espacial y tienen que desaparecer toda la tierra. La novela empieza quince segundos antes de la destrucción cuando un extraterrestre por no me acuerdo qué motivos salva al protagonista, traé una toalla nomás le dice. Y bueno, los burócratas encargados de deshacerse de la tierra, que no lo hacían de maldad, escriben poesía, y hacen la peor poesía del universo, y si la escuchás o te morís o te volvés loco. Así que no sé si sería tan bueno. Y el traductor universal en ese libro, hablando de traducción, es un pececito que se te mete en el cerebro y controla tus funciones lingüístico-cognitivas para poder comprender cualquier idioma. ¡Sabés hace cuánto espero esos pececitos!

¿Libros recientemente editados?
Y, no sé muy bien, a veces se me escapa estar al tanto, se edita mucho. A ver, no da decirlo porque es una chupada de orto, y porque me editan a mí, que soy, más ególatra que Moria Casán, y vos también sos parte del catálogo, pero bueno, todo el catálogo de Chapita me parece que está bueno. 

Y ahora vas a presentar un libro y estás con otro, ¿cierto?
Sí, quizás el año que viene sale algo por Stanton, y ahora editamos El Desmadrecon Walter Lezcano de Mancha de Aceite. También interesado en la producción audiovisual y del cómic. 

Y un libro para recomendar, esta vez sin restricciones. 
¡Aurora Venturini es lo mejor que le pasó al rock nacional! Bellas Artes de Sagasti. La soledad del lector de David Markson. Ah y Flann O'Brien, que escribió casi todo en gaélico, tiene un libro que se llama El tercer policía, es un eterno y grácil bucle.

Bueno, creo que con eso estamos, ¿traigo una soda?
Por favor.

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