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Ariel Magnus, el hombre que amaba a las mujeres (grandes) por Gabriela Baby

En su última novela cuenta una historia alrededor del erotismo femenino de las señoras mayores. Sin prejuicios ni desconfianza, un homenaje a las otras bellezas hecho con profundidad, sensualidad y humor.

ELLE: ¿Cómo apareció esta historia?

Ariel Magnus: En realidad, en mi primera novela publicada, Sandra, conté el romance de un chico de 20 con una mujer de 40. Después vino La abuela, que no tiene nada que ver con el erotismo porque se trata de mi abuela, ex prisionera de Auschwitz, pero también trata de una anciana. Y luego hubo una anécdota que me contó mi hermano, cuando trabajaba en un geriátrico alemán.

ELLE: ¿Qué le pasó a tu hermano?

Ariel Magnus: Primero, que todas las señoras residentes le tiraban onda. Y luego, esta escena, que yo puse en el libro, que es crudísima.

ELLE: ¿Quién es realmente este enamorado de las señoras grandes?

A.M: El personaje es un aventurero, un seductor, un obsesivo, casi un sexópata. Pero lo que me interesó contar son las diferentes reacciones de las mujeres a las que él va seduciendo. Porque cada una de ellas, de distintas maneras, no puede creer que la quiera conquistar.

ELLE: ¿Cuánto de verdad y de análisis de campo hay en esta novela?

A.M: No soy sociólogo hi hice un estudio al respecto, pero me parece que hay un montón de mujeres que cancelan su deseo sexual después de cierta edad. Sin duda, no es el caso de todas. En realidad, hay un problema concomitante con esto que es que, sin ser feminista ni nada parecido, veo que cuando ellas se quieren rebelar contra este silencio, adoptan los clichés de la sexualidad masculina, aunque no las convenzan.

ELLE: Parece haber una incógnita, ¿Cómo sería la promoción de señores deseables para “consumo” de las mujeres?

A.M: Habría que inventarla. En ese sentido, todo queda por hacer. Porque la opresión femenina que hay y hubo es alucinante. Sin embargo, parece que esta época es de cambio…

ELLE: ¿Y se modificó tu mirada del cuerpo femenino a partir de esta novela?

A.M: Sin duda. Lo revaloricé. Miro a las mujeres grandes con otros ojos. No digo que me gusten, pero puedo mirarlas y pensar que hay un gusto posible por esos pliegues, por esa piel finita. Que puede haber un tipo al que no le interese la piel tirante, que para la sociedad actual es el paradigma de belleza. Porque en realidad es bastante llamativo lo que se hacen las mujeres para tener la piel tirante. Se deforman la cara, y además cada vez lo hacen desde más jóvenes y se arruinan.