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Cinco libros sobre dioses extraños

Como episcopaliano que se ha vuelto agnóstico y creció con ciencia ficción y cómics de superhéroes, he pasado bastante tiempo pensando en lo divino. Sin embargo, si pasas suficiente tiempo en los rincones más inquietantes de la ficción, la definición de lo que constituye lo divino empieza a verse un poco diferente. Algunos escritores que he leído durante décadas han dedicado la mayor parte de su carrera a explorar conceptos no tradicionales de divinidad y omnipotencia; estoy razonablemente seguro de que podría hacer una lista como esta que incluya solo obras de Neil Gaiman, por citar un ejemplo.

También existe una manera en la que lo fantástico puede lidiar con grandes preguntas sobre la divinidad, la inmortalidad y la omnipotencia de maneras inesperadas e irreverentes. A veces eso surge como resultado de explorar los rituales y dogmas de una religión existente; pensemos en las formas en que alguien como James Morrow o James P. Blaylock toma aspectos del cristianismo y los convierte en ficción especulativa que invita a la reflexión y que es poco probable que se enseñe en una clase de escuela dominical. A veces implica imaginar una deidad olvidada, o una que murió hace mucho tiempo, o una capaz de traer horrores sobrenaturales al mundo.

A continuación, presentamos cinco libros con dioses extraños y conceptos extraños sobre ellos. Sea cual sea tu cosmología personal, con suerte encontrarás algo que te inspire en estas palabras.

 

Colonizar el mundo: relatos selectos 1970-2020 de M. John Harrison

Llegué un poco tarde a la obra de M. John Harrison; leí El curso del corazón por primera vez hace años, cuando creo que no estaba del todo preparado para ello. Años después, terminé leyendo un montón de obras de Harrison para un largo artículo sobre su ficción; esta vez, sí estaba preparado. El relato que da título a la colección retrospectiva Settle the World es una especie de viaje vertiginoso hacia lo desconocido, que tiene algo más que un poco de ficción de espionaje en su ADN.

Pero eso no es todo lo que tiene. Aquí está la primera frase de la historia: “Con el descubrimiento de Dios en el lado lejano de la Luna, y la posterior gigantesca y peligrosa operación de remolque que lo trajo de vuelta para comenzar su reinado de nuevo, comenzó en la Tierra, como se podría suponer, un período de cambios de gran alcance”. No estoy seguro de que M. John Harrison sea dado a los micrófonos caídos, pero me gusta imaginarlo haciendo precisamente eso al terminar esa frase. A partir de ahí, la historia adquiere aspectos de un thriller, ya que a su protagonista se le asigna investigar un tramo de carretera conocido como la Autopista de Dios, y se ve envuelto en una trama de suspenso de espías con el elemento añadido de una deidad incognoscible que se cierne sobre los acontecimientos.

Ganador al mejor libro argentino de creación literaria: "El náufrago sin isla" de Guillermo Piro es la obra ganadora del Premio de la Crítica de la Fundación El Libro 2024