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De Virginia Woolf a Kurt Cobain: 'notas de suicidio' para reflexionar sobre la vida y la muerte

Muchas personas célebres y anónimas dejaron notas para arrojar algo de luz sobre sus últimos momentos de vida. Marc Caellas reúne muchas de ellas en 'Notas de suicidio' (La uña rota, 2022) para hacer un ejercicio literario que invita a hablar sobre un tema tabú en nuestra sociedad. Sergio Centeno

«El acto de quitarme la vida no es algo que decida hacer a la ligera. No creo que nadie se tenga que quitar la vida sin antes haberlo reflexionado profundamente durante un largo periodo de tiempo».

Así empieza su carta de suicidio Wendy O. Williams, la cantante de punk metal que podía llegar a partir una guitarra eléctrica con una sierra durante sus conciertos. Estas palabras que escribió años después de retirarse no parecen las de una joven que ofrecía espectáculos en los que se reventaban televisores o incluso se hacían explotar coches.

El momento en el que decide quitarse la vida llega tras una larga reflexión que le permite actuar con lucidez y darle la importancia que merece al hecho de poner fin a la propia existencia. Esta es la premisa con la que parte Marc Caellas para 'Notas de suicidio', libro en el que se pueden leer las cartas de personajes tan célebres como Kurt Cobain, Mishima o Virginia Woolf. El suicidio es un tema complejo y ninguna nota escrita antes de que este acto sea consumado se escribe a la ligera.

De la premeditación al suicidio anticipado

En algunas ocasiones, las cartas de suicidio se escriben desde la lucidez con la que lo hizo Wendy O. Williams. Hay personas que, incluso, sienten que han ganado -o al menos empatado- a la vida, como escribió en su despedida la antropóloga y arqueóloga Shally Binford, quien aseguraba que simplemente quería "acabar las cosas bien". Notas como las de ellas revelan más razones que dudas, pero esto no es algo que ocurra siempre.

A veces el suicidio llega antes de tiempo y nos imponela dolorosa pregunta de si podría haberse evitado. Estos casos corresponden con frecuencia a personas más jóvenes que se dejan llevar por el impulso de acabar con todo ante la perspectiva de poder llegar a tener nada.

"A veces el suicidio llega antes de tiempo y nos impone la dolorosa pregunta de si se podría haber evitado"

Un ejemplo de esto es la nota que dejó la escultora y escritora Marga Gil Röesset. Con tan solo veinticuatro años, esta joven se quitó la vida por el amor no correspondido hacia el literato Juan Ramón Jiménez. Dejó escrita la frase "hago esto porque nunca podré ser feliz". Así justificaba el sufrimiento que le hacía pensar en un futuro vacío y trágico. Un sufrimiento que superaría sus creencias religiosas y por el que pide perdón a sus padres y a la mujer de Juan Ramón, de la que era amiga.

Expresión literaria

'Notas de suicidio' puede ser leído como poesía, pero también obliga al lector a detenerse para reflexionar sobre sus convicciones vitales. Además de un viaje en el que cada nota de suicidio nos sitúa en un lugar concreto y nos presenta una situación diferente, es muy curioso conocer cuáles fueron las últimas palabras que decidieron escribir artistas que habían trabajado toda su vida con el lenguaje. Para Marc Caellas, "la nota de suicidio es una pieza más del puzle vital de una persona que nos ilumina para ver que cada persona es distinta y por eso no hay dos notas iguales".

A Virginia Woolf, la enfermedad que padecía le permitió un momento de lucidez para escribir su carta de suicidio. Se la dedica a su marido y le dice: "Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú". Una derrota detrás de una declaración preciosa. Alberto Greco, acostumbrado a jugar y provocar con el lenguaje, antes de suicidarse escribió la palabra "FIN" en la palma de su mano izquierda y en las paredes del apartamento de Barcelona en el que se alojaba puso "esta es mi mejor obra".

Tiempo para la reflexión

La nota de suicidio de Wendy O. Williams continuaba con "de todas formas, estoy convencida de que el derecho a poder hacerlo es uno de los derechos fundamentales que alguien puede tener en una sociedad libre". Desde luego la conveniencia de vivir a toda costa, sea cual sea el grado de sufrimiento de una persona, podría ser objeto de un intenso debate. 'Notas de suicidio' propone, al menos, hablar de la muerte para tratar de desdramatizarla como primer paso para comprenderla.

La obra de Caellas también plantea la muerte asistida como un ejercicio de libertad cuando, llegada a una determinada edad y en plenas facultades, una persona decide que no quiere seguir viviendo. Después de años de documentación sobre el suicido, el autor se ha convencido de que para él es un comodín. Según dice, "lo que se discute es si hay que vivir una vida que merezca la pena ser vivida. Lo natural no es vivir si eso implica sufrir todo el tiempo".

Este libro deja cierta sensación de calma. Cada despedida es única, aporta unas razones y deja unas dudas. Las notas de suicidio no se pueden juzgar, ni mucho menos contradecir. El sentimiento posterior a la lectura podría reflejarse en estas últimas líneas con las que Wendy acaba su carta: «Para mí buena parte de este mundo carece de sentido, pero mis pensamientos respecto a lo que estoy haciendo suenan alto y claro en el interior del oído, en el lugar en el que no hay nadie, solo la calma. Amor para siempre».

Como recoge el propio Marc Caellas en 'Notas de suicidio', saber que existe la posibilidad del suicidio le aporta más vitalismo y le hace sentir más libre, aunque es consciente de la amenaza que este pensamiento puede suponer. Añade que "a los poderes les interesa ejercer este miedo a la muerte para que tengas que vivir a toda costa".

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