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Deslumbró a Cortázar y denunció la violencia de los 70 pero no fue profeta en su tierra: por qué leer a Luisa Valenzuela

La escritora argentina fue celebrada por la crítica latinoamericana y de todo el mundo. Tiene fanáticos en toda la región y fue elegida como referente para catálogos literarios de enorme importancia Por Daniel Divinsky

En Literatura, se sabe, los clásicos no tienen fecha de vencimiento: por eso lo son. A lo sumo, es útil aggiornar su escritura para tornarlos más accesibles a lectores actuales. También la publicidad decía que la vajilla Durax duraba “toda la vida” y la garantía del Magiclick, sin ser eterna, se extendía por ciento cuatro años.

En todos los demás rubros, especialmente en los literarios, resulta cierta la afirmación del título de una novela de Eduardo Mallea, (hoy injustamente olvidado): Todo verdor perecerá. Esto parece especialmente aplicable a los textos que fueron vanguardistas y revulsivos al tiempo de su aparición y que, algunos años más tarde, se tornan totalmente aceptables y hasta conformistas: lo punk no dura mucho como tal.

Esto viene a cuento de la reciente reedición por el sello Interzona, que desde hace bastante tiempo lleva con gallardía Guido Indij, de la ¿novela? El gato eficaz, de la inmensa Luisa Valenzuela. Leído actualmente, conserva todo su potencial desafiante y su belleza.

Esta escritora argentina de vastísima y muy recomendable obra narrativa es, paradojalmente, más famosa fuera del país que aquí: sus libros han generado sesudas exégesis en la academia en diversas partes del mundo.

Uno de los rasgos destacados de su escritura es que no trepidó en desafiar con ella, metafóricamente (pero no tanto), al poder de turno. Su libro de cuentos Aquí pasan cosas raras, que tuve el honor de publicar en mi sello en 1975, (plena vigencia del poder de López Rega y comienzo del siniestro recorrido de la Triple A), denuncia, de forma apenas encubierta por la ironía, la violencia que se estaba apoderando de la política en el país.

Reeditado múltiples veces, traducido al inglés y otros idiomas, fue el único título latinoamericano en formar parte de la exposición The American Century. Art & Culture 1900-2000, organizada por el Museo Whitney de Nueva York, en la que se reunieron las obras extranjeras de mayor influencia en los escritores norteamericanos del siglo XX.

El gato eficaz, texto original y provocativo si los hay, fue escrito en 1969 durante una larga estadía creativa de su autora en la Universidad de Iowa, y publicado por primera vez en 1972 por la empresa mexicana Joaquín Mortiz. El editor no aceptó que se titulara A los Gatos de la Muerte, ¡salú! porque la referencia al Himno Nacional argentino pasaría inadvertida.

Entonces, la autora recordó que en las ferreterías de nuestro país se vendía un ridículo artefacto de hojalata con el perfil de un gato, con ojos brillantes y movedizos que eran simplemente dos bolitas de vidrio de las que los chicos usaban para jugar, que pretendía servir como espantapájaros en los cultivos y eligió esa marca registrada para su obra.

Cabe acotar que no existió ninguna persona que se llamara “Joaquín Mortiz”: exiliado republicano español en México, Joaquín Diez Canedo firmaba así las cartas a sus padres, que se habían quedado en España, para intentar, muy ingenuamente, no ser reconocido por la censura postal franquista.

También este libro fue publicado nuevamente por Ediciones de la Flor en 1991 y reeditado varias veces años después. Ahora, leyéndolo cuando ya lo tenía totalmente olvidado, volví a fascinarme con este relato audaz, innovador, de género indefinible.

Lo que podría ser una divagación intrascendente sobre gatos negros y perros blancos importados por la voz que narra, desde la Argentina a una Nueva York improbable, se convierte en un relato avasallador, en el que no es imprescindible buscar un hilo narrativo para disfrutar de la fuerza poética de las palabras.

No por nada Julio Cortázar, que no era un lector complaciente, escribió luego de la publicación de las primeras novelas de la autora: “Valiente, sin autocensuras ni ultranzas, Luisa Valenzuela avanza a lo largo de varios libros que marcan un derrotero poco frecuente. Leerla es tocar de lleno nuestra realidad, allí donde el plural sobrepasa las limitaciones del pasado; leerla es participar en una búsqueda de identidad latinoamericana que contiene por adelantado su enriquecimiento”.

Carlos Fuentes, el gran escritor mexicano, podría haber sido también el presidente del club de fans de Valenzuela si tal institución hubiera existido: manifestó con entusiasmo la admiración que sentía por ella en innumerables oportunidades.

Cabe citar uno de los muchos juicios laudatorios que recibió este libro. El también mexicano Efraín Huerta sentenció: “Violenta, canallesca, lírica, lujuriosa, provocativa, es la felina fellinesca prosa de este libro firmado por la argentina Luisa Valenzuela. Démosle a cierto vocablo su justa medida y digamos que es alucinante”. Y el coraje de Luisa, que en El gato eficaz se manifiesta en el estilo, no cesa de manifestarse en la elección de los temas que aborda, muchas veces con exquisito humor.

En 1983 publicó Cola de lagartija, una novela que desarrolla la biografía del ex comisario José López Rega, cuando todavía quienes lo defendían conservaban sus municiones. Y mucho más recientemente, Fiscal muere, una reconstrucción narrativa levemente ficcionada sobre la muerte del muy cuestionado fiscal Nisman.

Luisa Valenzuela, una escritora de armas tomar.

Ganador al mejor libro argentino de creación literaria: "El náufrago sin isla" de Guillermo Piro es la obra ganadora del Premio de la Crítica de la Fundación El Libro 2024