El ciclón cambia los cuerpos y las cosas de lugar. Ahí viene, dicen.
Contra la voluntad de los hombres y de las cosas.
A veces realmente cambia el lugar. Y al día siguiente el paisaje es otro.
En junio de 2020, el paisaje cambia.
Cambiar el paisaje no es tarea de arquitectos o de pintores de colores.
El tema requiere una vasta ingeniería o una catástrofe natural.
"Mi administración ha hecho más por la comunidad negra que la de cualquier presidente desde Abraham Lincoln", dice Trump.
En la India, evacuaron a enfermos con covid-19 de un hospital debido a un ciclón, así es.
Antes de que el ciclón cambie a los seres humanos de lugar, el sitio se vacía de humanos.
Más rápido que el viento fuerte, el planeamiento y el motor.
Pero a veces no.
La economía de Australia en recesión y, en otros lugares del mundo, lo mismo.
Nina Simone. Concierto. Puros blancos en el público.
Sus padres allá al fondo, los únicos asientos autorizados.
Las leyes legalísimas son fuerzas de una gravedad falsa.
No son destino, sino vocabulario. Pueden alterarse.
Nina Simone dice que no va a tocar si ellos no se sientan al frente.
Aparecen dos lugares en primera fila.
Sus padres se sientan. Nina Simone toca.
"Lamentamos todos los muertos, pero ése es el destino de todo mundo", dice Bolsonaro.
Para alterar la ley a veces es necesario no tocar el piano, lección número 1.
De que se muere de muerte, no hay duda. Pero la cuestión esencial de este destino del mundo entero no es el qué, sino el cuando.
Que el gran qué que es la muerte venga cuando ya no haya escapatoria y el ser vivo se canse. Sólo entonces.
Una opositora le pide a Trump que "no 'atice las llamas' con la Biblia en la mano".
Y sí la Biblia por todas partes: como dos madres jalando al mismo hijo.
“Up to your hips in Gods”, escribió algún día el poeta Gary Snyder.
En mis asociaciones, la imagen: como si Dios fuera el agua de una piscina o un niño.
No es ninguna de las dos cosas.
Profecías de Nostradamus para 2020.
Sus seguidores dicen que el gran maestro acertó más de una vez.
Se habla de ruido, conflicto y sangre.
Es fácil adivinar el futuro cuando lo que está en el futuro es el ser humano.
Las expectativas y la ira no son inventos de 2020.
Ruido, conflicto y sangre: acertó de lleno, Nostradamus.
Hollywood, el paseo de la fama con soldados armados.
Botas militares rodeando con cuidado las estrellas con los nombres de sus ídolos en el suelo.
Una especie de funambulismo en tierra firme.
No pises, por favor, el nombre de quien amas; ni con botas ni con tacones.
Brasil: más de 31 mil muertos.
133 vacunas potenciales probándose en todo el mundo.
Autoridades de Hong Kong "prohíben vigilia sobre Tiananmén por primera vez en 30 años".
La gente está hablando más por teléfono, según un estudio que incluye estadísticas.
La República Democrática del Congo anuncia un nuevo brote de Ébola y la vacuna de Oxford entra en la fase tres de pruebas clínicas.
Wagner quería reunir a Shakespeare y a Beethoven en una misma obra futura.
Hacer algo nuevo mediante la mezcla dos grandes antiguos.
Nietzsche decía que Wagner había dado "la primera vuelta al mundo en el reino del arte".
Proyecto: darle una segunda vuelta al mundo, pero más corta y con menos trompetas, explosiones y estallidos.
Diario del domingo. Ese sabio vendedor de Rio de Janeiro:
"Este mundo está perdido... Ya pasamos miles de millones de veces bajo el mismo sol, creo que estamos caminando en círculos".
Y sí, de nuevo, estúpidos mareos.
Tengo un planeta Tierra dentro de la cabeza.
En un movimiento ininterrumpido de traslación y rotación.
También camino en círculos cuando estoy inmóvil y de pie.
No sé cuál es mi sol fijo, mi centro dentro del cráneo.
Ha de haber uno, pero desde afuera no lo veo.
Que Nuestra Señora de las Ventanas nos proteja; hoy no salgo.
Nada en el exterior, todo por dentro.