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Discutir con el presente y el pasado

Gilbert Keith Chesterton fue un escritor inglés conocido por sus novelas policiales de detectives. Su personaje favorito, el Padre Brown (Father Brown), un sacerdote católico inglés y detective amateur que usaba su intuición para resolver crímenes, fue inmortalizado en algunas de sus mejores y recordadas obras y funcionó como contrapunto devoto del personaje deductivo de Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes. Católico ortodoxo, como le gustaba definirse en sus polémicas con George Bernard Shaw, H.G. Wells o Bertrand Russell, con quienes disfrutada debatir, e irónico por naturaleza, Chesterton cultivó nociones antimodernistas que fueron discutidas tanto por los defensores de las ideas progresistas como por los conservadores anglicanos de su tiempo.

El Defensor es una temprana compilación de artículos de la juventud del autor de obras como El Hombre que fue Jueves (The Man who was Thursday, 1908) y El Hombre Eterno (The Everlasting Man, 1925), textos breves y concisos que intentaron combatir el pesimismo y la resignación de su época para cambiar la visión del mundo de sus contemporáneos, publicados originalmente en el periódico semanal inglés The Speaker, que se editó entre 1890 y 1907, y en The Daily News, el diario fundado por Charles Dickens en 1846.

En El Defensor Chesterton emprende una crítica del idealismo egoísta y propone que el comienzo del Siglo XX es una época de transición y que no hay nada más deprimente que la cultura del entretenimiento en breves artículos no exentos de la cortés ironía inglesa. Criticando el sentido común de su clase y su época, Chesterton inicia afrentas contra lo que los ingleses entienden por patriotismo o contra la estética y el movimiento decadentista y defiende la humildad, los relatos populares, el lunfardo (slang) y lo coloquial como formas más sencillas y verdaderas de ver el mundo que los modales impostados de las clases aristocráticas.

La pérdida del sentido de la grandilocuencia y la pomposidad de los monumentos, la transformación del sentido público en secreto indescifrable y la asociación de lo sagrado a lo secreto son ideas que Chesterton critica con énfasis para defender el sentido público de lo sagrado y lo monumental. Para Chesterton el hombre actual, moderno, muta, se transforma, su identidad cambia, vive para las experiencias efímeras y no para las grandes empresas, se expone al mundo sin consecuencias, o sea, el compromiso es reemplazado por las promesas vanas sobre las que no se asume ninguna responsabilidad.

La necesidad de los datos inútiles, el absurdo como forma sublime de ver el mundo, la literatura como construcción simbólica y alegórica, la función de la imaginación en la transformación de lo corriente en extraordinario, la reinterpretación poética de la ciencia, los cánones de belleza, los esqueletos como representación de la estructura y la vida, las novelas y los temas populares como formas de encontrar lo positivo y combatir el pesimismo de su época, y las metas incumplibles son algunas cuestiones que Chesterton preserva en estas defensas que pregonan la inocencia por sobre la viveza y lo natural contra lo artificial.

Chesterton cultiva así la exposición de las contradicciones y propone en estos textos que parecen efímeros y superficiales, pero que tienen un sentido intempestivo y profundo, otra mirada sobre diversos asuntos como la relación de los hombres con el planeta que habitan y hasta la comprensión de la dinámica de la democracia y sus símbolos, relacionándolos con la heráldica.

El Defensor fue editado por Interzona para su colección Zona de Tesoros con una traducción de Matías Battistón y la corrección de Mónica Campos, en una edición al cuidado de Brenda Wainer y con un dieño de tapa de Florencia Gabrás. El libro, que incluye un prólogo del propio Chesterton para la segunda edición de 1902, es una gran introducción a la obra de uno de los mejores escritores de su época y una ácida crítica a los valores y al sentido común de su clase social que aún hoy mantiene su vigencia.

 

El Defensor, de G.K. Chesterton, Interzona, 2018.

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