"Fue el propio Goethe quien tuvo la idea de reunir alguna vez en libro sus pensamientos de madurez, en ocasiones casi aforismos, dispersos en papeles y en algunos de sus libros. Para esta selección mínima decidimos mantener el orden cronológico como evidencia acaso secreta del despliegue de la intimidad de quien mira el mundo iluminado por la luz del ocaso, el suyo", explica Pablo Gianera en la edición que InterZona acaba de lanzar de las Máximas y reflexiones de Johann Wolfgang von Goethe, de las que es traductor.
Escritor, científico, filósofo y político alemán, Goethe nació en Frankfurt el 28 de agosto de 1749 y falleció en Weimar el 22 de marzo de 1832.
La literatura es el fragmento de los fragmentos. Se escribió una porción mínima de todo lo que ocurrió y de todo lo que se dijo; y de lo escrito quedó una porción todavía más mínima.
Lo que se diga en voz alta hay que dedicarlo al presente, al momento; lo que se escribe debe entregarse a la lejanía, a la posteridad.
La novela es una epopeya subjetiva en la que el autor se da el permiso de tratar el mundo a su manera. Hay que preguntarse únicamente si tiene una manera propia; el resto viene solo.
El mayor gesto de respeto que un autor puede tener con su público consiste en no darle nunca lo que espera, sino aquello que él mismo, el autor, considere útil y justo en cada etapa de la formación propia y ajena.
Hay ciertos libros que parecen escritos no para que el lector aprenda de ellos, sino para que se sepa que el autor sabía algo.
En todo artista se esconde un germen de osadía, sin el cual no es imaginable ningún talento, y este germen se despierta sobre todo cuando se intenta limitar al artista y contratarlo y servirse de él para fines muy parciales y estrechos.
La literatura se corrompe en la medida en que los hombres se vuelven más corruptos.
Cuando se traduce hay que llegar al borde de lo intraducible; solamente entonces entiende uno la nación extranjera y la lengua extranjera.
En realidad, aprendemos solamente de los libros que no podemos juzgar; el autor de un libro que pudiéramos juzgar debería aprender de nosotros.
Siempre que veo una errata pienso que se inventó algo nuevo.
Bonus track: 10 líneas indelebles más
Toda palabra que se dice convoca a su contraria.
Para el hombre inteligente, casi todo es ridículo; para el hombre racional, casi nada.
Las pasiones son defectos o virtudes, pero fortificados.
La conducta es un espejo en el que cada uno muestra su imagen.
No existe mayor consuelo para la mediocridad que el hecho de que el genio no sea inmortal.
No hay modo más seguro que el arte para replegarse del mundo, ni modo más seguro que el arte para relacionarse con él.
El humor es uno de los elementos del genio, pero en cuanto prevalece se convierte en un mero sucedáneo; acompaña al arte en su ruina, lo destruye y al final lo extermina.
Lo que no se entiende no se posee.
Antes de la tormenta, se levanta por última vez y con violencia el polvo que pronto será disipado por mucho tiempo.
Incluso el cabello más delgado proyecta su sombra.