"Acabo de llegar a Roma y los primeros conocidos con los que me encuentro me hablan del tema", dice el fin de semana vía WhatsApp el escritor Sergio Bizzio. El "tema" al que se refiere es la similitud ostensible entre su novela Rabia (2004) y la trama de Parasite, la película del director coreano Bong Joon Ho que hace una semana se llevó seis premios Oscar. Antes de viajar a Italia para acompañar a su mujer, la cineasta Lucía Puenzo, Bizzio le había comentado a LA NACION que desde el estreno del film en Buenos Aires, el 23 de enero, le había caído un "aluvión" de mails y mensajes alertándolo del parecido con su novela. Sin embargo ni Bizzio ni Puenzo vieron todavía la película. "Parasite me parece una idea muy original", ironizó el autor, de 63 años.
Rabia es una novela de Bizzio (se editó originalmente en Barcelona) y, como Parasite, cuenta una historia de trasvasamiento social en las sombras. Donde en la película coreana una familia de clase baja parasita un edificio modernista de Seúl en la novela argentina un obrero de la construcción se refugia en la mansarda de la mansión de una familia aristocrática. En ambas se consuma un asesinato y los personajes asumen un rol de fantasmas que llevan una vida invisible y paralela al funcionamiento de la casa.
La casa que inspiró Rabia existe y está en la esquina de Rodríguez Peña y Alvear, frente al Ministerio de Cultura. "Creo que es la última mansión que se usó como vivienda particular en Buenos Aires. Yo pasaba mucho por ahí y me llamaba la atención que únicamente se viera una habitación iluminada. Averigüé con gente vecina y me dijeron que era porque en toda la casa solo vivía una mujer mayor con su mucama. Ahí, inmediatamente, se me disparó la idea de que una familia entera podía estar viviendo en la mansión sin que nadie se diera cuenta". Esa familia bien podrían ser los Kim de "Parasite", aunque no vivan todos exactamente escondidos sino que, en un modo curiosamente arltiano, se reinventan para ocupar posiciones en la casa racionalista de clase alta de Seúl.
El alerta sobre el parecido entre Rabia y Parasite saltó en Twitter argentina a partir del estreno comercial de la película. En la página web de la editorial Interzona se reproducen esos mensajes en cascada. "Lo hicimos para proteger a nuestro autor de los haters que dicen que estamos aprovechando esto para promocionar el libro", explica Guido Indij, director de Interzona que lleva publicadas diez ediciones de Rabia y que tampoco vio la película.
Los derechos internacionales de Bizzio y de Rabia los maneja la agencia Mertin-Witt con sede en Fráncfort. Desde allí se negociaron ediciones de la novela en Brasil, Chile, Uruguay, Holanda, Israel, Alemania, Francia, Italia y Kuwait. Nicole Witt, una de las socias de la agencia, habló con LA NACION del parecido. "La película nos recuerda mucho a la novela que conocemos. Es cierto que el libro se encuentra disponible en muchos idiomas, pero es difícil saber si no hay en otras culturas cabezas que puedan llegar a la misma idea sin haberse aprovechado de la de Sergio". Witt desestimó cualquier tipo de acción legal. "Aún si los coreanos lo hubieran hecho queda la pregunta de si es legal o no. ¿Qué se puede proteger con un copyright y que no porque pertenece al público en general? La otra parte, ahora con el Oscar ganado, podría contratar un estudio de abogados más potente que el nuestro".
La versión en inglés de Rabia se llama Rage y sus derechos los controla Bitter Lemon Press, una agencia londinense especializada en novela negra. De esta versión, editada en 2008, se hizo un largometraje (Rage) producido por Guillermo del Toro que se estrenó en 2009 en los Estados Unidos y el circuito internacional de festivales. Es mucho más probable que Bong Joon Ho haya visto esta adaptación en lugar de que una copia de la novela haya caído en su mesa de luz. Rage fue dirigida por el ecuatoriano Sebastián Cordero, que ahora mismo ha montado una versión de teatro inmersivo de Rabia en Quito.
Juan José Saer decía abiertamente que Taxi Driver de Martin Scorsese era un plagio de su cuento El Taximetrista. Bizzio no puede afirmar lo mismo pero, sarcástico, asegura: "Es más fácil robar de una película chica que de una grande".