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Eugenio Barba: "El arte busca sacudir la energía del espectador"

El director del mítico Odin Teatret de Dinamarca se refugia en las bases de la Antropología teatral para pensar un futuro posible con su compañía.

–En medio siglo de trabajo, habiendo padecido incluso las secuelas de la Segunda Guerra, ¿alguna vez vivió una situación similar con el teatro?

–He vivido situaciones de asedio, toques de queda, teatros cerrados, la orden de no juntarnos en la calle, obligados a caminar distanciados uno de otro para que no parezca una protesta. Pero la situación actual es diferente. Nos quedamos en nuestras casas para protegernos a nosotros mismos y a los otros. Estamos desconcertados porque vivimos una libertad extraña en una espera informe porque la tía Corona es la que decide... Sabemos que, al final, consecuencias inimaginables golpearán todos los aspectos de nuestra vida: la afectiva, la profesional, la económica, la intelectual. Pero es también este vacío de previsiones concretas lo que me estimula; de este vacío surgen ideas y soluciones inesperadas, recursos imprevistos.

–¿Imagina una reinvención del Odin Teatret?

–Únicamente en vivo, soy incapaz de imaginar una reinvención de nuestro teatro a distancia. La razón es simple: el teatro se basa en una relación de dos organismos vivientes que reaccionan a través de su sentido kinestésico. Una reacción que la imagen virtual no provoca. A diferencia del cine, que inspiró a directores de teatro como Meyerhold, Eisenstein y Piscator para una dramaturgia sugerida de la técnica del montaje cinematográfico, no noto que Internet haya contribuido a cambiar la relación teatral con el espectador. Los medios son diferentes, pero toda forma de arte tiene el mismo objetivo: sacudir la energía de quien la disfruta. El cine hace esto a través del montaje, el close up (primer plano) y otras operaciones técnicas que provocan reacciones en el público. El teatro en vivo, con la presencia de los actores, su comportamiento y las entonaciones de su voz, tiene completamente otro impacto sobre el sistema nervioso y la memoria del espectador que el que pueda tener el teatro digital.

–¿Y cómo seguirá siendo posible llevar a cabo esa transmisión de energías del actor al espectador, que tanto ha estudiado a través de la Antropología teatral?

–Hace 4000 años, los seres humanos comenzaron a expresarse con tres medios de comunicación: la palabra, la pintura y la danza. Una vez satisfechas las necesidades materiales para sobrevivir, estas expresiones acompañaron todas sus actividades sociales, religiosas y espirituales. Es lo que nos distingue de los animales. En este contexto, una parte de nosotros piensa mientras espera una normalidad que no sabremos reconocer. Y en esta “nueva normalidad”, determinada por condiciones materiales, será menester encontrar la solución para dar sentido a nuestro oficio. El ser humano volverá a tener esa necesidad. Así que las artes escénicas tienen un futuro posible.

 

Ganador al mejor libro argentino de creación literaria: "El náufrago sin isla" de Guillermo Piro es la obra ganadora del Premio de la Crítica de la Fundación El Libro 2024