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Filba: M. John Harrison y la magia de lo extraño

Su especialidad a la hora de escribir es el viaje interior. Él, explicó: “No intento representar lo espiritual, lo ambiguo, lo paradójico, lo tenue; intento inducir esa clase de estados”. Dónde y cuándo escucharlo.

Es probable que la llegada a Buenos Aires del narrador M. John Harrison marque el viaje real más largo que haya realizado nunca. Desde su Inglaterra natal ha visitado España con frecuencia, pero fue su literatura la que le facilitó los desplazamientos decisivos: hacia otros paisajes y otras dimensiones, incluido el cosmos y sus vecindarios. Su trayectoria es extensa, su especialidad es en verdad la travesía interior y la etiqueta de ciencia ficción sería un poco imprecisa y tacaña para la potencia y versatilidad que evidencia su obra.

Su primer texto apareció en 1966 en la legendaria revista New Worlds, capitaneada por J.G. Ballard. Años después, a Harrison se lo empezó a conocer en castellano gracias a la colección Minotauro, que publicó su enigmática novela El curso del corazón (reeditada aquí por Sigilo). Desde hace tiempo circulan sus libros de cuentos Preparativos de viaje (Interzona) y La invocación (Edhasa) y sus “óperas del espacio”, Luz y Nova Swing. En una oportunidad advirtió: "No intento representar lo espiritual, lo ambiguo, lo paradójico, lo tenue; intento inducir esa clase de estados".

Lo cierto es que los personajes de Harrison viven como en una condición de extranjeros crónicos, descolocados por su propia intensidad, infatuados por lo extraño, atrapados en falsas madrugadas, en acontecimientos que se pliegan sobre sí mismos, en sueños que los erosionan por dentro. Personajes que niegan la imposibilidad de escaparle a la propia sombra. Y son pequeños sucesos los que van evidenciando que "una historia es un vaso tan vacío que uno puede beber de él una y otra vez". En sus páginas, la magia y el azar tensan una cuerda floja por la que avanzan juntos, a veces a ciegas, autor y lector. Estos días, a más de uno le tocará en suerte descubrir esos magnéticos mundos subrepticios.