Gonçalo Tavares, autor de “Diario de la peste”.
Los textos que cotidianamente escribió el angoleño radicado en Portugal Gonçalo Tavares desde el comienzo de la pandemia para retratar su vida cotidiana durante el aislamiento acaban de ser reunidos en un volumen que lleva por título “Diario de la peste”, editado por Interzona, donde registra los pormenores de su confinamiento, pero también los intercambios por mail o mensajes con sus amigos, las noticias que leía, las películas y la música que consumía, sus pensamientos y sensaciones.
Durante noventa días el autor de "El barrio" se dedicó a poner en palabras, la gama de sensaciones ligadas a la angustia y la perplejidad que desató la irrupción del virus, a lo largo de distintas entradas que fueron traducidas y publicadas diariamente por la prensa escrita de quince países de América y Europa en un esfuerzo de cooperación editorial nunca antes visto. En la Argentina, los textos se pudieron leer en el portal Infobae pero ahora están reunidos al alcance de cualquier lector que quiera repasarlos o atesorarlos.
El papa Francisco, el cantante Manu Chao, Angela Merkel, Donald Trump, J.D. Salinger son los personajes que reaparecen una y otra vez en este texto fragmentario y diverso. Hay letras de canciones, retazos de películas, versos, mensajes de texto, carteles callejeros y anécdotas que reflejan toda la crueldad y a la vez la solidaridad que la pandemia de coronavirus es capaz de generar.
Entre las historias mínimas a las que el autor accede por relato de sus amigos, o imágenes de diarios y televisión, está la del taxista madrileño que transporta enfermos del virus sin cobrarles, y la de la enfermera de la misma ciudad a la que su familia no quería dejar entrar en su casa por temor a que estuviese infectada.
Pero también los cuerpos que se apilaron en las calles de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil ante la imposibilidad de realizar los sepelios y el grupo de artistas de circo que decidió montar una función de malabares frente a un geriátrico para que los viesen los ancianos confinados en algún lugar de Suiza, o un joven con síndrome de Down que exige abrazos explicando que tiene ese síndrome y no Covid. "Lo que pasa en mi cabeza es una forma de entretenerme", asegura Tavares en una de las entradas de su diario para justificar su escritura.
Gonçalo Manuel Tavares nació en 1970 en Luanda, Angola. Actualmente enseña Teoría de la Ciencia en la Universidad de Lisboa. En 2001, publicó su primera obra, "Livro da dança" . A partir de su publicación, Tavares fue galardonado varias veces. Su obra fue publicada en más de 45 países. En español se han publicado, entre otros títulos, "Historias falsas"; "Agua, perro, caballo, cabeza", "Biblioteca", "Jerusalén", "Aprender a rezar en la era de la técnica", "Un viaje a la India", "Los señores" y "El barrio".
Desde Lisboa, conversó con Télam sobre la génesis del texto y la transformación que la pandemia generó en su literatura y en su vida.
-Télam: Aunque el diario lo deja traslucir, ¿cómo está pasando la pandemia?
-Gonzalo Tavares: Estoy pasando bien la pandemia ya que estoy resguardado, al contrario de muchas personas que necesitan estar en la calle para trabajar yo tengo un trabajo de reclusión con lo cual no estoy cerca de los peligros biológicos pero sí estoy bajo una tensión psicológica que es igual a la que tienen todas las personas.
-T.: ¿En la génesis del Diario hubo un proyecto de libro?
-G-T.: He empezado el diario porque lo necesitaba. Era una necesidad absoluta. Estaba empezando a volverme loco. No lograba escribir ficción ni siquiera leer. Así que decidí empezar a escribir el diario todos los días sin interrupción para mantenerme lúcido. No he pensado nunca en escribir un libro. Pero luego pensé que el libro sería un documento importante.
-T.:¿De qué materiales se nutre para escribirlo? Hay citas de noticias, películas, libros pero también de mails y conversaciones telefónicas con amigos.
-G.T.: Durante el tiempo que escribí yo me apoderaba de todo. Noticias, películas, libros, amigos que me enviaban lo que estaban sintiendo. Ha sido muy emocional y de cierto modo la pandemia se tornó un sustrato de todo. Leía un verso y pensaba en la pandemia. Entonces toda la literatura, todas las artes, se tornaron material que poblaban los días excepcionales que estábamos viviendo.
-T.: Al haberse publicado de modo diario, algunos textos incluyen la recepción ya que incorpora las respuestas de los lectores. ¿El formato diario tenía esa intencionalidad?
-G.T.: Sí. Muchos lectores comenzaron a enviarme cosas que estaban sintiendo o pequeñas noticias. Cuando empecé el diario no pensé ninguna forma de diario. Se fue poniendo así como una escritura cuasidiluviana a la que iba a parar todo pero no estuvo pensado desde antes.
-T.: Desde su punto de vista, ¿le cabe al Diario alguna de las definiciones que postuló la crítica: ¿Un experimento literario? ¿Una forma de supervivencia? ¿Un espacio para la solidaridad?
-G.T.: En este último sentido creo que el diario ha sido importante. Muchas personas se sintieron acompañadas. Me agradecieron. esperaban la mañana para leerlo todos los días. Ha sido una experiencia muy distinta de las otras porque por primera vez sentí que mi escritura tenía algo de útil cotidianamente para las personas. Siempre siendo un texto puramente literario.
"No he pensado nunca en escribir un libro. Pero luego pensé que el libro sería un documento importante"
-T.:¿Es un collage de textos disímiles, fragmentarios e inconmensurables el único modo de narrar la pandemia?
-G.T.: Hay muchas formas de narrar la pandemia. Los textos fragmentarios son una posibilidad. El diluvio de cosas que vienen de distintas procedencias son una posibilidad. Pero hay muchas otras ciertamente para contar la pandemia y ciertamente muchas otras van a surgir en el futuro para contar esta época.
-T.: ¿Transformó la pandemia su literatura? ¿Cree que sus obras van a ser distintas a partir del confinamiento?
-G.T.: Sin duda la pandemia va a influenciar todo, la economía, la política y también la cultura. Va a transformar el colectivo, la sociedad y también a las personas individualmente. Entonces, necesariamente mi literatura y mi vida van a ser cambiadas por la pandemia, van a sufrir una metamorfosis que es la metamorfosis natural que surge de los terribles hechos que ocurren en el mundo y la pandemia es uno de esos grandes acontecimientos de la historia. Parece muy claro que ninguna persona va a ser ajena a los efectos de la pandemia.