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Guillermo Piro y un clérigo a la deriva

“Cada tanto giraba la cabeza con la esperanza de divisar el perfil de una isla (los remeros miran hacia atrás), aun cuando sabía que era demasiado pronto para una aparición de esas características, pero soy clérigo y vivo a la espera de milagros. En el fondo todo clérigo sueña con ser el hacedor de milagros; al menos de un milagro, porque todos aspiramos a ser santos. Yo estaba camino a eso, aun sin saberlo, pero si toda vida de santo comenzaba con los milagros y concluía con los martirios, la mía iría en camino inverso.”
 
El náufrago sin isla, Guillermo Piro

 

 

InterZona presenta presenta El náufrago sin isla, la nueva novela del escritor y traductor Guillermo Piro, que nos sitúa en la Europa del 1700 para contar la travesía marítima de un clérigo napolitano que se embarca en un buque holandés rumbo a África.
Novela de aventuras a la inglesa, las peripecias de El náufrago sin isla nos llegan desde la voz del clérigo, una primera persona con la capacidad de discernir y hacer ver los hechos, no exenta de ironía incluso en la cima de la desesperación. El viaje a bordo del Rooswijk pronto se convierte en una pesadilla y el clérigo pasa de refugiarse en un recóndito camarote a ser desterrado del buque por un motín salvaje.

 

 

"Sentía que no había en mi cabeza espacio para aprender cosas nuevas, que solo podía profundizar lo que ya sabía. Y lo que sabía me era de tan poca utilidad en el mar que daba lo mismo recordar u olvidar. Todo mi ser se esforzaba por prestar atención, pero las ideas, consejos y conceptos entraban por un oído y, como se dice usualmente, salían por el otro. No es que no consiguiera retenerlos: no tenía con qué. Habituado a lidiar con ideas y conceptos, las cosas reales se me escapaban, no sabía aferrarlas."
 
El náufrago sin isla, Guillermo Piro

 

 

No solo el mar y las inclemencias climáticas asedian al cura náufrago, también el suicidio, la locura y la muerte.Sin embargo, en su errática travesía en bote, pierde todo menos la fe. Despojado de sus vestiduras, llagado por el sol y sin comida, aun así suelta máximas: “Las heridas del cuerpo curan sin dejar señales, pero las heridas del alma dejan la mente envenenada.”
 
Quienes ya conocían al Piro traductor de Pasolini (La nueva juventud, Porno-Teo-Kolossal), tienen ahora la oportunidad de (re)descubrir a un narrador de primera línea, que se sirve de un escenario remoto para bucear en las intrigas sociales y, sobre todo, en las de la mente.