Por Leonardo Tarifeño
Dime a quién sigues en Twitter y te diré quién eres. La máxima 2.0 se aplica a @JuanVilloro56, quien todas las mañanas lee, con idéntica atención, los tweets de Demi Moore, Billy Cristal, Jon Lee Anderson y Martín Caparrós, entre otros. La lista de personas que cada uno elige para interactuar en Twitter revela mucho de quien la arma, y la de este escritor mexicano, ganador del Premio Herralde de Novela por El testigo (2004), parece subrayar que la pasión literaria, la mirada política y la sensibilidad pop pueden (¿o deben?) convivir sin conflictos.
Lo cierto es que los intereses de Villoro siempre son múltiples. Como parte de esa diversidad, que va de la épica del fútbol a la intervención política en México, el autor de Los culpables llegará a Buenos Aires para el estreno en agosto de su segunda obra de teatro, Filosofía de vida, con dirección de Javier Daulte. "De la dramaturgia me gusta que el diálogo es una forma de la acción. En la novela, en general, se conversa para completar la trama; en el teatro, para cambiar el destino."
-Si la crónica es, como dice, "literatura bajo presión", ¿el teatro es "literatura con personas"?
-Con personas y con toses del público. La variante más viva de la palabra.
El año pasado, el mayor terremoto en la historia de Chile lo encontró en la cama de un hotel de Santiago; el resultado de esa experiencia fue 8.8, el miedo en el espejo. Ahora, poco después de haber terminado un nuevo libro ("Si revelara su título, el mundo se desvanecería"), escribe los textos de La calavera de cristal, novela gráfica que firmará junto con el ilustrador mexicano BEF. Y se prepara para el estreno porteño de Filosofía de vida, a la que define como "una exploración de la neurosis y de las zonas donde la inteligencia se convierte en disparate". En sus palabras, la obra "cuenta el último encuentro entre dos profesores que han sido tan amigos como enemigos. Los acompaña una mujer que ha definido la vida de ambos. Uno de los personajes se propone cometer un asesinato moral, esto es, derrotar a su rival por obra y gracia de la argumentación".
-¿Qué es lo que más lo entusiasma de presentar su obra en Buenos Aires?
-Admiro a Daulte, trabajar con él es un regalo. Además, que Alcón y Bebán digan los parlamentos es algo mítico, como estar en los estudios de Abbey Road con los Beatles. Con esta obra, voy a cumplir un viejo anhelo: imaginar que soy un autor argentino.