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Las víctimas de la talidomida, protagonistas de una novela premiada

En "La fauna divina", ganadora del certamen de Novela del Fondo Nacional de las Artes, Bernarda Pagés muestra un mundo del que no se habla, de una manera franca e incluso incorrecta. "Se tiene cierto cuidado con aquel que nace con una discapacidad", dice en esta entrevista. Además, un fragmento de la obra que recibió 11.000 pesos para la publicación.

Para un novelista primerizo no alcanza la vocación, la disciplina y el talento. También hace falta suerte. Esto se ejemplifica en el caso de Bernarda Pagés, qué terminó de escribir su novela La fauna divinahace casi dos años (revisándola, además, en un taller individual con el escritor Ricardo Monti). El problema, como saben tantos escritores, es publicarla. Siguió la ruta más tradicional, la de presentarla a premios, sin tener éxito. Hasta ahora. La fauna divina de Pagés acaba de ser galardonada con el primer premio en la categoría Novela del Fondo Nacional de las Artes, con un jurado formado por Matilde Sánchez, Juan I. Boido y Daniel Guebel.

Aunque es su primera novela, Bernarda Pagés lleva años escribiendo para teatro, televisión y cine. Fue guionista, por ejemplo, de la película Viudas del 2011, dirigida por Marcos Carnevale y con las actuaciones de Valeria Bertuccelli y Graciela Borges en los papeles principales. Pagés también tiene una larga trayectoria de actriz de cine, televisión y teatro. Charlamos con ella por teléfono sobre esta nueva faceta de su trabajo: la narrativa.
 

-¿De qué se trata la novela y cómo llegó a escribirla?
-La novela es la historia de Perla, una chica que nace en los años 50, pos talidomida, que era una pastilla que le daban a las mujeres embarazadas para calmar las nauseas del primer trimestre pero que –gracias a la omnipotencia médica– resultó ser una pastilla que generaba deformaciones en los bebes. Perla, que es la protagonista de la novela, nace con una deformación importante por la talidomida. La novela es su historia de vida, que transcurre en su pueblo natal y luego en el cotolengo donde se queda a vivir y donde transita el sentido de su existencia con esta dura deformidad que tiene que cargar.
 

-¿Por qué el título de la novela?
-Porque lo que plantea la novela es que los seres incompletos, o los seres con deformidades, pertenecen a la fauna creada por Dios… Son estos personajes que viven en el cotolengo, que tienen las mismas humanidades que cualquier persona, se enfrentan a los mismos miedos, los mismos deseos, pero viven relegados allí.
 

-¿Y el personaje cree en Dios?
-Bueno, la gracia de este personaje es que, en realidad, está muy enojada con Dios, por lo que Dios le dio, por lo que Dios hizo con ella. Está muy enojada, pero a la vez tiene una profunda fe. Vive estas contradicciones. Y decide volcar su vida a Dios y ser monja. Pero durante toda la novela dialoga permanentemente con Dios, cuestionándole todo y preguntándole ¿cual es el sentido de mi existencia? Esa es la pregunta de Perla durante toda la novela: ¿Cuál es el sentido? ¿Por qué yo nací así? ¿Por qué tengo que transitar esto?


-¿Qué tipo de investigación hizo para escribir la novela?
-En realidad, hace muchos años hice un estudio sobre la talidomida, y las personas que nacieron con la talidomida. A partir de ese estudio me interioricé con el tema –y bueno, veinte años después me surge escribir la historia a partir de este personaje que me volvió a la cabeza como una sorpresa. En realidad siempre habitó en mí pero nunca la había pensado para escribir una ficción.
 

-Es guionista de televisión y de cine. ¿Cómo intercede esa disciplina en la de escribir ficción?
-En mi experiencia, un género no tiene que ver con el otro. Tuve la suerte de poder escribir televisión, cine, teatro y narrativa. Cada experiencia fue distinta, como empezar de nuevo. En sí, al escribir recurro a mi oficio y a mi mundo de imágenes; pero la diferencia con la que me encontré es que tanto en cine como en el teatro y la televisión tenía una estructura en la cual me podía apoyar. Con la novela, en cambio, estaba totalmente vacía de estructura. Era como la sensación de tener que ir siguiendo las imágenes que iban llegando, respetándolas sin ningún lugar del qué agarrarme. Para mí fue muy importante poder transitar esta experiencia.
 

-¿Por qué piensa que le dieron el premio?
-(Larga pausa con suspiro). Me parece que la novela tiene cierta originalidad. Habla de un mundo que no se habla habitualmente. Y es bastante incorrecta; es políticamente incorrecta. Muchas veces dudé de que fuera premiada por eso.
 

-¿Por qué políticamente incorrecta?
-A ver, es delicado decir esto, pero no trato a la deformidad –o a cualquier cuestión física– de una manera obsecuente. Lo trato con total libertad, con total sinceridad; hablo de estos personajes animándome a contar sus humanidades, sus lugares oscuros… Y me parece que eso, de alguna manera, no es lo habitual. Se tiene cierto cuidado con aquel que nace con una discapacidad.


-¿Tiene miedo que te pueden acusar de no tener derecho de hablar de estos temas de la forma en cual lo hace en la novela?
-Lo tuve. Sí. De todas maneras, siempre cuidé mucho respetar sobre todo lo difícil que es vivir con una discapacidad, poder de verdad ponerme en la piel de aquel que sufre una deformidad como el personaje de Perla. Lo hice con respeto. Traté de tocar la humanidad y ponerme en la piel de esos personajes.


-¿Con esta novela ya se siente más escritora que actriz?
-En realidad soy las dos cosas. Tengo momentos en los que me siento más actriz que escritora. Hoy me siento más escritora porque estoy totalmente volcada, pero cuando aparece una oportunidad para actuar, lo disfruto muchísimo.


-Esta novela la terminó de escribir hace más de un año. ¿Qué significa que se publique?
-Por un lado, es una felicidad suprema. Para mí es un logro enorme. De todas las cosas que he escrito siento que es lo que más me representa. Y que se pueda publicar y que pueda llegar a los lectores, que alguien la pueda comprar y leerla me fascina. Y a la vez me da un terror que no había descubierto que lo tenía hasta que se dio la posibilidad de publicarla: siento mucho vértigo, mucha felicidad, pero también mucho miedo porque la realidad se ve con la gente que la lee que no son amigos y no son familiares. Qué piensa esa persona me produce mucho miedo, sinceramente.

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