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Los “sub 40”: qué cuentan los escritores argentinos del tiempo que nos toca

Historias sobre la diversidad de género, la maternidad en crisis, la centralidad de las nuevas tecnologías o experiencias traumáticas ficcionalizadas, en una variedad de títulos.

Nacieron en los años 80 y 90. Crecieron en la dicotomía de que un peso valiera un dólar y vivieron la crisis económica de 2001. Entre los viajes por el mundo y la emergencia social. Criados al ritmo de la televisión por cable, con Cartoon Netwoork y MTV las 24 horas, conocen Internet desde el jardín de infantes y estuvieron en las primeras fiestas rave. Publican, a veces ganan premios, en muchos casos van por su tercer libro.

Esta es una generación de autores y autoras en actividad, con una obra que efervesce. Miran el mundo de una forma nueva y la coyuntura atraviesa su literatura. Escriben distopías tecnológicas, sobre familias no funcionales, aborto, maternidad, abuso, diversidad sexual. Acá un botón de muestra con apenas diez de los que le dan un volantazo al panorama editorial.

Realidad en la ficción

Camila Sosa Villada viene arrasando con sus dos últimos libros, publicados ambos durante 2019, en marzo y diciembre. Nació en La Falda con el nombre de Cristian Omar, tiene 38 años y es escritora, poeta, actriz y dramaturga. Fue prostituta, mucama por horas y vendedora ambulante. Estudió Comunicación Social y la licenciatura de Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba.

Las malas (Tusquets) es su primera novela y cuenta la vida de un grupo de travestis en su doble cotidianidad, una historia realista, pero mágica, alucinada y precisa. En la segunda, Tesis sobre una domesticación (Biblioteca Soy de Página/12), narra el devenir de una pareja compuesta por una actriz trans y su marido, un abogado, que adopta a un niño de seis años que es seropositivo. Entre la crónica y la ficción, jugando con la delgada línea que confunde a la autora con sus protagonistas narradoras, es como si Rodolfo Walsh fuera una chica trans. En 2009 estrenó su primer espectáculo unipersonal, Carnes tolendas, retrato escénico de una travesti, un biodrama salpicado por su historia. En 2011 protagonizó la película Mía, de Javier van de Couter, y en 2012 la miniserie La viuda de Rafael, entre otros roles en cine y televisión. Su primer libro es de poemas, La novia de Sandro (Caballo Negro Editora, 2015), y ahí explora la intimidad y la identidad a través de sus recuerdos. Después publicó El viaje inútil (Documenta/Escénicas, 2018), un ensayo en forma de memorias.

Belén López Peiró tiene 26 años y creció entre Capital Federal y Santa Lucía, en la Provincia de Buenos Aires. Es periodista, licenciada en Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires y parte del colectivo Ni Una Menos. Su primera y hasta ahora única novela, Por qué volvías cada verano (Madreselva Editorial, 2018), fue la que ayudó a Thelma Fardin a animarse a denunciar a su abusador.

Pero ese mérito abre-puertas no le quita calidad literaria. Cuando la violaba, su tío policía dejaba un arma cerca. Eso pasó entre los 13 y 16 años de la autora, en la casa familiar a la que su madre y padre la mandaban de vacaciones. A los 22 pudo terminar de entender lo que le había pasado y redactó la denuncia penal contra su abusador. La causa sigue abierta y el acusado en libertad. Ella escribió la novela, basada en su propia historia, como un relato íntimo que terminó convirtiéndose en un boom editorial, y un hecho social y político.

En enero pasado, en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), volvió a escena Las bailarinas no hablan, obra que alterna danza y dramaturgia, escrita y dirigida por Florencia Werchowsky, basada en su novela homónima. La historia, publicada como libro en 2017 por Reservoir Books, se basa en los recuerdos y experiencias de la autora, que estudió en la escuela del Teatro Colón.

Su estrategia narrativa, en la que muestra el devenir de un personaje, que teje entre la ficción y las memorias, comenzó en 2013 con su primera novela, El telo de papá (Mondadori). Ahí cuenta la historia de una nena que es la hija del dueño del primer hotel alojamiento de su pequeño pueblo de la Patagonia.

Temores en la era de Internet

Martín Felipe Castagnet nació en La Plata, tiene 33 años, es doctor en Letras y trabaja como traductor. No es prolífico, pero sí contundente. Sus dos novelas son el proceso de trabajo de varios años y aunque son muy diferentes entre sí, en ambas crea universos ficcionales distópicos con condimentos de ciencia ficción, algo de cyberpunk y conflictos familiares.

Castagnet: universos ficcionales distópicos con condimentos de ciencia ficción. / J. M. Foglia.

La primera, Los cuerpos del verano (Factotum, 2012), ganó dos premios en Francia y está traducida al francés, al inglés y al hebreo. La historia se desarrolla en un mundo en el que el alma de los muertos se guarda en la web y tienen la opción de volver a un cuerpo, quemándose como cuando se copia un CD. La segunda, Los mantras modernos (Sigilo, 2017) –publicada ya en varios países- sucede en un futuro cercano en el que la gente, sobrecargada de virtualidad, ha empezado a desvanecerse, “desaparecer”, dice el autor en la novela, nada casualmente.

Es parte de Bogotá39, edición 2017, la selección realizada por el XIII Hay Festival de Cartagena de Indias, Colombia, en el que por segunda vez en 10 años el evento literario –uno de los más importantes del mundo- elige a los 39 escritores latinoamericanos de menos de 40 años que considera más prometedores de su generación.

Tomás Downey nació en Buenos Aires en 1984 y viene haciendo una carrera sólida entre reconocimientos y publicaciones. En 2013 ganó el primer lugar del concurso de letras del Fondo Nacional de las Artes por Acá el tiempo es otra cosa, publicado por Interzona en 2016, dieciocho cuentos que van entre el género fantástico y el terror pasando por un naturalismo enrarecido. Ese mismo año, la obra fue finalista del Premio Hispanoamericano Gabriel García Márquez.

Siguió con El lugar donde mueren los pájaros, que obtuvo una mención especial en el Premio Nacional de Cuento y publicó Fiordo en 2017. Son diez relatos que transitan lo siniestro, la rareza al filo de la fábula, en historias sobre relaciones humanas, sobre todo las familiares. En 2019 ganó, además, con una obra aun inédita, el primer lugar en el concurso de cuentos de la Fundación María Elena Walsh.

Camila Fabbri es porteña, tiene 30 años y una carrera de actriz que incluye una nominación a los Premios Cóndor de Plata 2015 como Revelación por su actuación en Dos disparos, de Martín Rejtman. En 2016 fue convocada para formar parte de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara por su relato Un abrazo es un fantasma. En su primer libro de cuentos, Los accidentes, editada en 2016 por la Editorial Notanpuan y reeditado 2017 por Emecé, explora historias que transitan el lado oscuro de lo cotidiano. En noviembre pasado publicó El día que apagaron la luz, una ficción que recupera una tragedia que irrumpió en la vida de miles de adolescentes: Cromañón.

Vínculos familiares 

La primera novela de Luciana Sousa, Luro, fue publicada en 2016 por la editorial Funesiana, con una tirada de 40 ejemplares hechos a mano. Lucas Oliveira, el creador de este pequeño gran proyecto, la postuló para Bogotá39 y la autora fue elegida por el Hay Festival de Colombia como una de las nuevas voces latinoamericanas. En 2018 Tusquets reeditó el libro, la historia de una joven embarazada que trabaja en el bar de una estación de servicio de pueblo y se pregunta cómo salir de ahí.

Leila Sucari, porteña, tiene 32 años y trabaja como periodista. En 2016 ganó el primer premio del Fondo Nacional de las Artes en la categoría novela por Adentro tampoco hay luz (Tusquets, 2017). Narra, desde el punto de vista de una púber, un verano en el campo con su abuela y su prima. Mujeres aisladas, encerradas, desamparadas, para hablar de la pérdida de la inocencia. En 2019, la misma editorial publicó su segundo trabajo, Fugaz, donde teje el devenir de la maternidad alejada de todo cliché. “La primera vez que lo vi me dio asco”, así comienza y después, todo crece, avanza por la ruta del amor y el hartazgo, la certeza y la duda.

Nació en Buenos Aires, estudió Letras y dicta un taller de ficción en el Centro Universitario de la cárcel de Devoto. En Mandinga de amor (Seix Barral, 2016), su primera novela, Luciana De Mello rompe todo protocolo con una historia feroz, valiente, fuera de toda corrección política, en la que relata la complejidad de la relación entre una madre y una hija que se va de su casa al encuentro de su tío, prófugo, con quien tiene una relación incestuosa que transita el filo entre el abuso y el deseo.

Mauro Libertella nació en México, en 1983, pero es argentino. Hijo de los escritores Héctor Libertella y Tamara Kamenszain, su debut literario fue en 2013, con Mi libro enterrado (Mansalva), en donde narra cómo lidiar con un legado, y constituirse más allá de eso, y usa a favor de su propia obra la sombra del árbol de su padre, autor de culto fallecido en 2006. Ya emancipado, en 2015 escribió El invierno con mi generación, una novela de iniciación, sobre un adolescente de clase media y su grupo de amigos durante los años 90 y Un reino demasiado breve, sobre el amor y entrar en la adultez, las dos editadas por Penguin Random House.

El año pasado la editorial reunió las tres novelas en un tomo, como una trilogía, Laberintos en línea recta. Además, Mauro Libertella tiene dos libros de ensayos, es periodista cultural y en 2016 la Feria del Libro de Guadalajara lo seleccionó como una de las veinte Nuevas Voces de la narrativa latinoamericana. En 2017, también, fue seleccionado por el Hay Festival como parte del grupo Bogotá 39-2017.

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