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M. John Harrison y Jonathan Lethem, diálogo en Buenos Aires

Anoche, en el Malba, el británico y el estadounidense hablaron sobre sus obras, y el amor por Borges y Cortázar.

¿Cómo escribir cuando el desastre está aquí y la imaginación parece quedar obsoleta o atrasada respecto de la realidad? Dos de los autores más inquietantes en lengua inglesa, el británico M. John Harrison y el estadounidense Jonathan Lethem, se reunieron en el 11° Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba) para dialogar junto al escritor Ricardo Romero el sábado a la noche en el Malba. En la primera fila del auditorio, Lorrie Moore los escuchaba como si fuera una más entre el público.

Harrison –que comenzó a escribir ciencia ficción en un momento en que se la definía por contenidos bastante rígidos- contó que buscó romper las formas que había aprendido en la famosa revista New Worlds de Michael Moorcock. “Yo estaba atrapado en un lugar terrible, pero mi destino era ser libre. Entonces decidí dejar todo lo que tenía terminado en un cajón para descubrir quién era yo y me dediqué al alpinismo. Caer de unos 70 pies de altura podía tener consecuencias diferentes que la que tiene cuando uno está sentado escribiendo”, comparó el autor de la emblemática saga Viriconium, El curso del corazón (reeditada por Sigilo) y Preparativos de viaje (Interzona), entre otros.

Después de esa búsqueda, Harrison (Rugby, Reino Unido, 1945) escribió Climbers, un libro autobiográfico por el que recibió el premio Boardman Tasker. Lethem (Nueva York, 1964), admirador de la obra de Harrison, planteó que la lucha de J.G. Ballard consistía en “elevar los materiales del género” y consideró a Philip K. Dick como “una figura suprema”. El escritor estadounidense también tuvo que explorar otras formas en Cuando Alice se subió a la mesa, una sátira del mundo académico mezclada con teorías físicas y agujeros negros. “Toda mi vida de lecturas me llevó a la posibilidad de escribir lo que escribo. Yo no podría haber hecho lo que hice sin mis lecturas”, reconoció el autor de Huérfanos de Brooklyn, La fortaleza de la soledad y Los jardines de la disidencia que imitó “desfachatadamente” a Dick y leía mucho a Julio Cortázar.

“Nuestra conciencia política empieza en nuestros cuerpos, en nuestros sueños y nuestros deseos”, afirmó Lethem, quien recordó que en Estados Unidos con Ronald Reagan había “una especie de sentimiento de vergüenza porque se deseaba un mundo diferente”. El escritor estadounidense estaba escribiendo Los jardines de la disidencia cuando apareció Occupy Wall Street, un movimiento que permitía “la posibilidad de ser anticapitalista y hablar de la resistencia”.

Harrison sostuvo que el deseo es “central” para la política y la filosofía moderna. “Escribo sobre personajes en los que la capacidad del deseo se desvanece. El deseo es una trampa. Logramos muchas cosas que en el pasado queríamos y ahora no sabemos qué hacer. Sé que no parece una posición de izquierda, pero soy muy pesimista. Tuvimos una explosión de jóvenes muy enojados porque ven cómo se evapora su futuro, y eso genera que uno cambie y se transforme. No sabemos cómo cambiar las cosas, pero tener la sensación de que pueden cambiar es una revelación”.

En un mundo donde la balanza política se está inclinando cada vez más hacia la derecha, con presidencias como las de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, ¿de qué manera creen que la izquierda puede dar batalla?, inquirió Romero.  “Tenemos que aprender el idioma que está dominando el lenguaje del populismo de derecha, que es difícil de derrotar. Tenemos que inventar nuestro propio lenguaje –planteó Harrison-. En Gran Bretaña, la izquierda está muy desconectada. Si la izquierda se reuniera en todo su espectro, derrotaríamos a la derecha en una semana”.

A Lethem lo entusiasma del presente la “multiplicidad de diálogos para dar batalla frente al corporativismo global”. Harrison advirtió que “no sabemos cómo escribir cuando el desastre está ocurriendo alrededor”, y mencionó a Thomas Pynchon y Lawrence Durrell como dos escritores que siempre vuelve a leer y podría llevarse a una isla desierta. “También me llevaría un libro de Borges; me lo llevaría vivo para aprender de él”, dijo el escritor británico. “Me encanta Borges, pero yo me llevaría a Cortázar”, retrucó Lethem y comentó que también necesita leer lo que se escribirá mañana: “no quiero que mi vida como lector tenga una prisión de certidumbres”, dijo.

El escritor británico terminó una novela que es una sátira política sobre el Brexit. Lethem tiene el borrador de una novela que imagina que será una “catástrofe acogedora” o una “fantasía de purificación”. “Todas las novelas que he leído en mi vida son de consuelo; la catástrofe real es peor que lo que cualquier novela pudiera narrar”, explicó el escritor estadounidense. Harrison, de 75 años, se definió como “obsoleto” porque para él “la hora de escribir deconstrucciones técnicas se terminó”.

“Tenemos que avizorar lo que va a venir: ir a un lugar, mirar un suceso y escribir lo que uno ve. Tenemos que ser como periodistas”, propuso Harrison. “Los dos juntos somos nefastos”, bromeó Lethem. Romero los despidió con un pedido: “Sigan escribiendo hasta que lleguen los extraterrestres”.

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