En la ciudad de Boston, un día como hoy, una mujer comienza un análisis con un psicoanalista lacaniano, una especie poco usual en la Norteamérica de hoy en día. Influido por encuentros y lecturas de su juventud, el doctor Palmer practica un tipo de análisis donde el fármaco y los tests tienen poco lugar y la cura, si surge, se presenta a través de la palabra y de lo que acontece en el vínculo entre analista y analizante. A lo largo de sus conversaciones, la mujer va desvelando la historia de sus padres, supervivientes de los campos de concentración nazis, cuyo sufrimiento se transmite y evoluciona en el interior de la propia familia, como si fuera una herencia incorporada ya en el carácter. Y será a través del diálogo con Palmer como se deshagan los nudos de ese dolor y esa culpa que genera destructividad, de ese infierno en el que habita y que se manifiesta en cada acción y en cada relación.
Salpicada de otros casos que acompañan la estructura central y que ayudan a mantener la tensión y cierto suspense en el relato, El caso Anne es un extraordinario ejemplo de cómo la literatura (la palabra) puede acceder a los espacios más íntimos de la condición humana. Pero también es una muestra de cierta tesis de fondo del autor, Gustavo Dessal: que la cura de los males de esta condición nuestra, pasa por mantener a raya la norma (la normalidad) y descubrir aquella invención propia que nos permita salir del laberinto.