interZona

"Amo", el gran regreso literario de Carlos Chernov, donde se conjugan una oscuridad siniestra con el humor y el amor

Se presentó en la Feria del Libro con la presencia de Agustina Bazterrica, Esther Cross y Juan Becerra y, desde el público, las intervenciones de Ana María Shua

Por Diego Rojas

 

"Bueno, quería felicitar a Carlos y así sumarme al entusiasmo de los presentadores de su libro en esta mesa, algo que muchas veces se sustituye por presencias de compromiso", dijo la escritora Ana María Shua, desde el público, luego de constatar las palabras que habían iluminado el texto de Carlos Chernov, una recopilación de cuentos titulada Amo (Interzona), que marca el regreso a los estantes de las librerías del escritor y que está plagado de una oscuridad que se sumerge en la desesperación humana, en lo siniestro. Aunque sin que esto redunde en una pérdida del humor. Negro, como corresponde.

Como así lo hizo notar la novelista Agustina Bazterrica, Amo tiene el significado de dueño y señor, apuntalado por la ilustración de tapa que remite al bondage, pero también es una conjugación del verbo amar. Esta ambivalencia recorre los textos que conforman al libro de manera muy potente.

"Trata de cuerpos en estado de máxima tensión –dijo Bazterrica, autora de la celebrada novela Cadáver exquisito–. Tensión hacia la rotura, que sin fracturarse se aplana, resiste. En algunos cuentos como El único órgano que puede estudiarse a sí mismo o Forever Young o Luz negra, los cuerpos de los protagonistas pareciera que se fragmentan y alguna de sus partes adquiere poder. El cuerpo se transforma en la escenografía de un solo órgano que se convierte en el actor principal. El cerebro, el pene y los ojos se transforman en los animadores de relatos donde adquieren una relevancia inusitada".

"Estos órganos como si fuesen entidades con vida propia muestran capacidad para hacer enloquecer, volvernos impotentes, o generan dolor a los protagonistas, quienes sin importar las consecuencias, sólo los quieren extraer, reemplazar, apagar. Simple y llanamente, prescindir de ellos", agregó.

La escritora hizo una lectura minuciosa del libro: "Hay muchos males en Amo. Accidentes trágicos, órganos de dejan de funcionar, juventud que se escapa, pérdida de hijos, sanidad mental en riesgo y a pesar de todo eso, las personas se reinventan, se adaptan, resisten, aprenden a vivir, crean mecanismos que Carlos describe cuidadosamente. Vale la pena recalcar que Amo está construida como una reflexión de bisturí terapéutico y poético sobre estos mecanismos y dispositivos que acompañan la extrañeza de la vida, sobre cómo maquillamos la fragilidad de nuestra existencia con religiones, ideas, creencias e ilusión de poder, con mandatos", dijo.

Para terminar, Bazterrica encontró la vuelta de tuerca que explica la escritura de Chernov: "La literatura de Carlos nos permite reconocer la existencia de hechos naturales que no podemos comprender de manera lógica".

La prolífica novelista Esther Cross, cuyo último libro es Tres hermanos, también se refirió elogiosamente a Amo, de Chernov: "Es descarnado pero sutil –dijo–. Su precisión no renuncia a la sutileza ni a las complejidades, al contrario: para escribir como Chernov hay que tener una mirada aguda".

Acerca de lo formal del libro, señaló que "supera el juego de sentido de las palabras. Ellas están por algo ahí, más allá de la gracia. Por eso, la tensión entre amor y poder está presente en toda la obra de Chernov. Amor y poder son dos líneas que la atraviesan y a veces la unión se da a través del odio. Siempre hay que leer desde el poder". El carácter siniestro de las narraciones también recibió una observación por parte de Cross: "Para abordar esa realidad enrarecida, el lector mismo tiene que cambiar de enfoque. Como dice Carlos en Los huesos de la cabeza: 'acaso la inclinación del pensamiento humano por la lógica binaria (la suposición de que ningún enunciado puede ser verdadero y falso a la vez y de que no existe ningún enunciado que no sea ni verdadero ni falso) se deba a la falta de lugar para desarrollarse'. Para leer Amo hay que pasar al modo de lógica no binaria, esa lógica que se hace patente en sueños y en la literatura".

Por último, Cross se refirió a los personajes de Chernov: "Son personajes duros y difíciles, nada amables o cariñosos. Encima en una situación límite, y ahí van, casi complacidos. Me recuerdan lo que decía Piglia sobre las personalidades que se definen con nitidez contra el fondo de todo igual gracias a un exceso de personalidad. Para Piglia el colmo de ese tipo de personajes es el monstruo, más visible en el crimen y la locura. Y así son los personajes de este libro, cuyo clima puede resumirse en esta idea de Piglia: 'En el seno de nuestra sociedad habita alguien cuya individualidad es extrema'".

El escritor Juan José Becerra se refirió a su relación con la literatura de Chernov: "Leí el primer libro de Carlos sin conocerlo y me impresionó muchísimo. Con los años de lectura pude ver cómo se creaba un universo personal. Con Amo existe una recurrencia en una mutación, una evolución, es la evolución con la que muchos hombres hemos soñado, pero son casos que se alejan del sentido común. Entonces se hace presente la literatura fantástica: un pie en un lugar común y otro en una fantasía es un registro que aparece en muchos de sus cuentos. Otro fenómeno es la cuestión del desvío: si no hay desvío no hay narración, permite la existencia de la narración, su materialidad. Hay un terror en los cuentos, quizás de modo encriptado en el caso del miedo al paso del tiempo. Hay combates contra el tiempo que se dan a través de derivas que marcan el peso de la narración".

"Bueno, no van poder dormir", dijo Shua desde el público antes de que Chernov comenzara a leer, para finalizar la mesa, un cuento en el que un médico pierde a su esposa y percibe que dentro de su cuerpo le crece un útero, una vagina, y todo deviene en una desmesura (ah, pero con humor) que conjuga lo siniestro, lo terrible, con el más puro amor.

¿Ya leíste Notas de suicidio?: Marc Caellas y un ensayo sobre los últimos mensajes de artistas suicidas