El náufrago sin isla es la última novela de Guillermo Piro, publicada por Interzona en 2023 y ganadora del Premio de la Crítica de la Fundación El Libro 2024. La labor de Piro en relación con la cultura es notable, desde sus contribuciones periodísticas hasta su producción literaria, sin dejar de destacar su trabajo como traductor, por el que acaba de ganar el premio Konex.
Narrada en primera persona, El náufrago sin isla nos presenta la historia de Salvador Jorge Armando Miguel Alfonso Santiago Luis Pablo Rosario de Liguria, natural de Nápoles, convertido en sacerdote luego de una peripecia personal que incluyó el estudio y el ejercicio del Derecho. Ese derrotero cultural es apenas el preludio, cuando no el augurio, del derrotero que vendrá después y que conformará el argumento de la relación hecha por el mismo protagonista, que cuenta su historia para, justamente, no tener que contarla más: “Harto de esta historia, me dispongo a contarla, porque a fin de cuentas para eso se escribe, para que en ese lugar donde nacen, se recuerdan, se desarrollan y se terminan las historias quede lugar para el nacimiento, el recuerdo, el desarrollo y el fin de historias nuevas, que todavía no fueron creadas”. La escritura se concibe, entonces, como el medio por el cual las historias se fijan, permitiendo el surgimiento de historias nuevas.
Siguiendo un impulso misionero, Salvador decide aventurarse a tierras desconocidas con el fin de llevar la Palabra de Dios a aquellos que no la han recibido. El destino planeado: Batavia, en las Islas Orientales Neerlandesas, donde una numerosa población china subsiste necesitada de consuelo y salvación. Lo que sigue es un viaje lleno de contratiempos, accidentes y desgracias, en el que la locura, el crimen y la supervivencia están presentes permanentemente.
La novela es una atípica genialidad, que desentona (en el buen sentido de la palabra) con la producción literaria contemporánea y le permite al lector experimentar el placer de una lectura distinta. A lo largo de unas 120 páginas, se sumergirá en la mente de un clérigo del siglo XVIII, en sus miedos, sus esperanzas, sus reflexiones y expectativas. La reconstrucción de la época desde la mirada y la voz del protagonista es magistral, poniendo a Piro en la línea de Umberto Eco y su La isla del día de antes o, si miramos nuestra literatura, de Manuel Mujica Lainez y Bomarzo. El humor y la ironía de Piro, además, están permanentemente presente, como se puede apreciar ya desde el título mismo de la novela. En efecto, y sin deseos de hacer ningún spoiler, tenemos la aclaración de que se trata de un naufragio que no tiene isla, y yo me animaría a señalar que, incluso, se trata de un naufragio que, en rigor, no tiene ningún naufragio.
Una novela que invita a una lectura deliciosamente distinta.
Una novela que, sin lugar a dudas, vale la pena leer.