Novela experimental y fragmentaria que comparte más que un rasgo con las geniales obras de David Markson ("La soledad del lector", por ejemplo), y que avanza a fuerza de párrafos precisos, prácticamente intercambiables, observaciones y matices tan sutiles que ganan fuerza al reconocernos nosotros mismos como lectores en ellos, "El secreto entre los rusos" nos interpela por completo y deja flotando una pregunta profunda sobre qué somos y en qué extraños seres nos convertimos cuando leemos.