"Mauro Saupol (Río de Janeiro, 1956) había nacido y crecido en la pobreza y era un escritor inmensamente rico y famoso cuando decidió hacerse pasar por muerto. ¿Para qué? Para ver qué se decía de él. Todo lo demás ya lo tenía.
La idea, que a primera vista puede parecer estúpida (ya se verá que no, o que sí, y también por qué, en cualquiera de los dos casos), es un cóctel que se prepara en silencio con una parte de broma, dos partes de afán publicitario y tres de vanidad: nada del otro mundo; pero hay que tener mucho valor para llevarse una copa como esa a los labios. Saupol lo tuvo". - El escritor comido, Sergio Bizzio
interZona presenta El escritor comido, una novela de Sergio Bizzio, quien acaba de recibir el Premio Nacional de Literatura, y además está por presentar en Madrid la edición española de Rabia (ver abajo), publicada también por esta casa editora.
El escritor comido es un gran chiste de ciento y pico de páginas que se ríe de los tejemanejes del mundo editorial, de los autores inflados por el marketing y la prensa, del prestigio y la fama que dan las ventas millonarias. En la cima de su carrera, el escritor brasilero Mauro Saupol (una suerte de sosias de Paulo Coelho) aprovecha un accidente aéreo para darse por muerto para ver cómo reaccionan los medios y su esposa ante la desaparición.
Cada capítulo de la novela trae un giro inesperado a la historia por la que desfilan una galería de personajes memorables: Tom y Gil, escritor oficial y ghost writer de una biografía en proceso de Saupol; Sabana, una mujer detective con la cara llena de cicatrices que investiga la muerte del escritor; e Irina, una princesa antropófaga del Amazonas que mucho tiene que ver con el título del libro.
Bizzio, nacido en 1956 igual que su personaje, urde un híbrido textual entre la novela de aventuras, el policial y los libros de autoayuda, con el backstage de la literatura como telón de fondo. Para quienes aún no lo hayan leído, El escritor comido es una puerta de entrada perfecta al imaginario de un autor diestro en entretener y deslumbrar.
"Finalmente llegó el gran día de su reaparición pública: un homenaje en la Sociedad de Escritores Nacionales. Estaban presentes todas las autoridades habidas y por haber. En el jardín se habían dispuesto un centenar de mesitas redondas con manteles de lino, atiborradas de platos típicos, de frutas, canapés, jamones, quesos y bebidas, alrededor de las cuales su agente y sus editores revoloteaban excitados. Había cámaras de televisión, actores, deportistas, empresarios, políticos, cineastas, escritores y un amplio abanico de funcionarios y ricachones del mundo cultural. Mauro Saupol debía llegar a las siete de la tarde. Pero ya eran las ocho y todavía no daba señales de vida". - El escritor comido, Sergio Bizzio