Por Walter Lezcano.
[frío tapa] 1. Hay una joyita dando vueltas por los estantes subterráneos de la literatura argentina reciente. Se llama Plop (Interzona) y es una historia descarnada, y extraordinaria, que transcurre en un lugar inhóspito, desconocido y salvaje. Allí, un grupo de personas sobreviven con sus costumbres claras para ellos y extrañas para el lector. Y se sigue el derrotero que hace uno de sus integrantes desde su nacimiento hasta que, por una serie de peripecias, se erige como una suerte de líder.
La novela logra construir una historia que no remite más que a sí misma. Con una prosa certera, capítulos concentrados, una economía lacerante en la información dada y una fluidez hecha a base de perspicacia y puntería, Plop entretiene y no deja dudas sobre la maestría de Pinedo para retratar mundos desconocidos.
2. La novela ganó el premio de Casa de las América y salió publicada en la colección Línea C, dedicada a textos fantásticos o de difícil clasificación como era éste caso, que dirigía un exégeta del tema: Marcelo Cohen. No hubo mucha repercusión. Algunos pocos la descubrieron, la leyeron y se encargaron de hacerle la prensa que se merecía: en las sobremesas y recomendándosela a los amigos y conocidos.
¿Qué sabemos sobre este autor? Casi nada, por suerte. Que publicó por primera vez recién a los 50 años, por ejemplo, y que murió en el 2006. Y no mucho más.
3. Ahora, a pesar de que él no esté en este plano de la existencia, es posible encontrarse con un nuevo libro de Rafael Pinedo: Frío/ Subte, seguido de El Laberinto, publicado, nuevamente, por Interzona dentro de su colección Línea C.
4. Por lo visto, este autor era un hombre de una sola guerra, de un sólo y poderoso tema: ver de qué forma es posible sobrevivir en un ambiente hostil y con todas las de perder.
Tanto Frío como en Subte (dos textos que tuvieron su edición española por separado) tienen como protagonistas a una mujer. En el primer caso debe resistir las bajas temperaturas y en el segundo caso, una embarazada de ocho meses escapa de una manada de lobos en un túnel oscuro.
El laberinto, una prosa con mucho enter lo que le da cierta estructura de poema, tiene como personaje principal a un hombre que lucha contra un territorio para despegar de él.
5. Lo realmente atractivo de leer las historias de Pinedo es su capacidad para establecer de entrada las reglas de juego con las que van ser leídas. Y el lector, a pesar de la relativamente corta extensión de los textos, ingresa a ese mundo como si fuera un acto de absorción total de la atención.
Esto es llevado a cabo por ciertos ingredientes mainstream con los que el autor “macera” estos cuentos: suspenso, vértigo, golpes de efecto, empatía, y finales inesperados. Es por eso que al leer Frío y Subte se pueda linkear con La carretera de Cormac McCarthy y la serie The Walking Dead.
6. Pensaba mientras escribía lo anterior que otro de los temas que surcan estos cuentos, y en alguna medida está en Plop, es la indagación ficcional de lo que realmente hace que las personas sean humanas. El contexto áspero en el que se encuentran los personajes los lleva a cometer actos despiadados y, por supuesto, inhumanos. Y desde esta perspectiva hay algo del malestar de la cultura que late en el fondo de estos textos. Y sin embargo, a pesar de que no haya ni un celular, ni nada contemporáneo, te pueden interpelar como lo hacen las historias que van al hueso de la experiencia.
7. Rafael Pinedo: un escritor que cuenta cosas extrañas. Pero, y esto para ir terminando, no es el único. Este autor forma un frente, una red perturbadora (en cuanto a lo que producen) junto a Manigua de Carlos Ríos, Cómo usar un cuchillo de Fernanda García Lao, algunos cuentos de Los peligros de fumar en la cama de Mariana Enríquez y Los sueños del hombre elefante de Juan José Burzi. Todos ellos no saben de clasificaciones y eso es algo a lo que muchos más deberían arriesgarse.