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Víctor Winer: "El teatro es un género literario como cualquier otro"

Acaba de publicar "Buena presencia", volumen donde reúne esa y otras cuatro piezas teatrales de su producción en una primera experiencia desde donde afirma que "el teatro es un género literario como cualquier otro y la contundencia o no de un texto dramático sigue con toda su potencialidad al editarse".

El dramaturgo Víctor Winer acaba de publicar "Buena presencia", volumen donde reúne esa y otras cuatro piezas teatrales de su vasta y reconocida producción en una primera experiencia desde donde afirma que "el teatro es un género literario como cualquier otro y la contundencia o no de un texto dramático sigue con toda su potencialidad al editarse".

"El teatro es un género literario como cualquier otro. Tiene la ventaja de que además se vivencia arriba de un escenario. En papel es probable que corra con desventaja respecto a la media de lectores, ya que la lectura teatral implica un ejercicio de imaginación para el lector poco habituado a leer este género, pero aún así creo que la contundencia o no de un texto dramático sigue con toda su potencialidad al editarse", postula Winer a Télam.

El autor, nacido en Buenos Aires hace 66 años pero criado en Rosario, a los 18 años regresó a su ciudad natal donde dio sus primeros pasos en el teatro como actor y enseguida como dramaturgo.

Fue galardonado con premios de alto prestigio como el Casa de las Américas en 2005 ("Postal de vuelo"), el Primer Premio del Concurso Internacional de Dramaturgia Argentina ("Freno de mano"), el Premio Trinidad Guevara al Mejor Autor y el Premio Florencio Sánchez otorgado por La Casa del Teatro, entre otros.
En su primer libro, publicado por Interzona en una colección dirigida por Jorge Dubatti, Winer reúne las piezas teatrales "Buena presencia" (1981), "Loteo" y "Cloro" (ambas de 2007), "Ampelmann" (2012) y "220 voltios" (2016), con prólogo de Mónica López Ocón.

Télam: ¿Por qué eligió esos cinco títulos?

Víctor Winer: He tenido a través de los años una producción de más de 30 obras. Los textos se han ido publicando en otras editoriales e incluso en libros compartidos con colegas argentinos, chilenos y españoles. Estas cinco obras habían quedado fuera de las anteriores selecciones, y la circunstancia del reestreno de "Buena presencia" en el 2019, en el desaparecido teatro La Comedia (en una versión libre de Lía Jelín), fue un disparador para que se amalgame el proyecto.

T: ¿Le parece que son una buena síntesis de su obra?

VW: Difícil contestar sin equivocarme, o en todo caso no tengo la perspectiva para hacerlo. En primer lugar, son textos escritos en diferentes años de mi carrera. Esto conlleva a que las partituras, por así llamarlas, estén llenas de diferentes coloridos típicos de la etapa que recorría en ese entonces. Además siento que la palabra síntesis agobia, achica, más en un momento en el que acabo de terminar un texto y he comenzado otro. "El ramo de flores aún sigue dando aroma".

T: ¿De qué manera siente que esas piezas se vinculan entre ellas?

VW: Podría decir que para mí no dialogan entre sí. Dicho de otra manera siento, con alivio, que no estoy escribiendo siempre la misma obra. En este libro, conviven "Buena presencia", que indaga las relaciones entre un joven y su jefe en el trabajo; "Loteo", que toma como estímulo el fascinante mundo de los remates; "Cloro", que reflexiona sobre la creación artística desde la experiencia de una escritora; "Ampelmann", que enfoca los cambios en la existencia de un militante tras la caída del socialismo real; y "220" voltios, donde un electricista que ilumina las figuras de Cristo y los santos de una iglesia intenta transformar a un joven rebelde. Distintos universos donde tal vez su factor común sea ese "humor del desgarro" que recorre todas mis obras. Este concepto se me reveló a mí mismo respondiendo el reportaje que Dubatti me realizó y que forma parte del libro.

T: ¿De qué modo explica ese "humor de desgarro" que cultiva?

VW: Lo voy a sintetizar recurriendo a un personaje de "Freno de mano". El protagonista es un testigo falso de accidentes que tiene el cuerpo pintado por su abogada, dado que harto de ser testigo de los demás quiere fabricar su propio accidente. Cada parte del cuerpo que le dañen, al momento de hacerlo, le implica más o menos dinero. Escapando de la crisis de la Argentina, su sueño es ir a Nueva York y tirarse debajo del primer auto que pase porque como dice su protaonista, José, "Un hombre debajo de un auto en Nueva York vale más que en cualquier lugar del mundo.". Telón.

T: ¿Escribe literatura más allá del teatro?

VW: No. Hace un tiempo tuve la iniciativa de hacer un taller de cuentos con la increíble Liliana Heker. Fantaseaba con que podría saltar de un género a otro con facilidad, ya que imaginaba un cuento como un largo monólogo. La experiencia desembocó en un cuento llamado "La bicicleta" al cual logré dar término gracias a los empujones de mi maestra. Pero entendí que quedarme en el teatro era mi mejor refugio.

T: ¿Qué cosas lee actualmente y siente que lo nutren en su creatividad?

VW: Soy un comprador compulsivo de libros, mi biblioteca y mi escritorio están llenos de ejemplares con temáticas de todo tipo. Leo por gusto y otras veces por afinidad al tema que estoy abordando. En este momento, estoy escribiendo una obra titulada "Quince días para hablar de amor" y me acompañan "Por qué duele el amor", de Eva Illouz; "Mitos de amor", de Umberto Curi; "Del matrimonio como una de las Bellas Artes"; de Julia Kristeva y Phllippe Sollers; y "Amo, luego existo", de Manuel Cruz.

T: ¿Así como "Buena presencia" es un puente del teatro a la literatura se imagina llevando estas u otras obras al cine o la TV?

VW: En principio creo que una de mis obras, "Freno de mano", aborda una temática que perfectamente puede dar lugar a una película. Su argumento podría salir beneficiado en ese formato. Otros textos míos tal vez sean trasladables a esos formatos.