“Mallarmé, quien proclamó que todo existe para llegar al libro, describe a Hamlet ‘leyendo el libro de sí mismo’”.
(Estudio preliminar de Shakespeare, Hamlet, traducción de Carlos Gamerro)
Hamlet es, sin duda, uno de los textos más famosos del teatro y la literatura y, asimismo, uno de los más representados y versionados -entendiendo la traducción como una versión del texto. Aunque debería haber escrito los textos, porque nos han llegado tres versiones con diferentes orígenes y características de Hamlet, como explica Carlos Gamerro en el Estudio preliminar de su original versión castellana.
Dicho estudio preliminar, plantea la insoslayable pregunta sobre las causas de las dudas del príncipe, que producen la dilación y el continuo aplazamiento en la concreción de la venganza de su papá, el ex rey de Dinamarca, asesinado por su hermano Claudio. Gamerro contrapone las distintas posturas que se han dado a lo largo de la historia: desde un comentarista anónimo de 1736, pasando por clásicos como el Dr. Johnson, Goethe, Coleridge y Schlegel, hasta autores del siglo pasado, como Brecht, Bernard Shaw y James Joyce entre otros. Pero, resulta realmente novedoso el parangón que establece con “una de las películas más shakespereanas jamás filmadas”: El Padrino I, de Francis Ford Coppola. De la cual afirma: “Hamlet no ejecuta la venganza para no terminar como Michael Corleone”.
Otro punto interesante del análisis crítico que lleva adelante Gamerro en el Estudio preliminar es la vinculación que realiza entre esta tragedia del poeta isabelino y uno de los momentos históricos más terribles de la historia argentina: la última dictadura cívico-miliar. Donde, entre otras cosas, plantea el siguiente interrogante: “¿Por qué, si hubo en nuestro país treinta mil desaparecidos, y un número nada desdeñable de asesinatos con cadáveres a la vista, y durante casi dos décadas se hizo esperar la justicia, al punto que pareció que nunca llegaría, por qué no hubo un solo acto de venganza personal contra los responsables directos o indirectos, que a diferencia del rey Claudio, publicaron, y sin arrepentimiento alguno, sus crímenes?”. En la segunda respuesta que brinda a esta pregunta afirma que la no venganza de los familiares de los desaparecidos y asesinados fue debida al aprendizaje que realizamos, como pueblo y como individuos, ante la desmesura del genocidio perpetuado por dicha dictadura cívico-militar.
Es preciso destacar que la versión de Gamerro fue realizada, originalmente, para la escena, lo cual, se vio trunco debido a la muerte de quien iba a ser la protagonista (el papel de Hamlet lo iba a interpretar la actriz Elena Tasisto), y que en la versión publicada “el lenguaje juega a acercarse, sin pegotearse, a formas coloquiales contemporáneas, aunque menos en el léxico, quizás, que en el fraseo y la sintaxis”.
Ahora, profundicemos en algunos aspectos de la versión de Gamerro. Lo que primero llama la atención es que utiliza un castellano mucho más cercano al hablado en nuestro país, especialmente, en Buenos Aires -el llamado castellano rioplatense- que aquél que se habla en España y otros países de Latinoamérica, lo cual no es algo común, al menos, en las traducciones castellanas de Hamlet que he leído. Este hecho acerca el drama isabelino a las/os lectoras/es argentinas/os, sobre todo, a las/os jóvenes.
Asimismo, realiza un interesante uso de coloquialismos, modismos y argentinismos, como, por ejemplo, la aparición de algunos diminutivos: deditos, rapidito o boquita. Y frases del estilo de: “¡Si serás pavota!”, “¡Apareciste, mascarita! / Vamos, ya escucharon al nene del sótano”, “¿Justo a mí me toca enderezarlo?”, “¿Viniste a qué, a desafiarme, a ver quién la tiene más larga?”, “¡Fuera, Fortuna puta!”, “No, tan fácil no me agarran”, “Y, la verdad que sí”, “Pero los demás se me quedan como están”, “¿Y ahora qué te pasa”, “No, para nada”, “…le sacuda el balero…”, “…un loco lindo” y “¡Qué loco de mierda era!”. O palabras como estas: requetebién, chupacirios, burradas, etc.
Por otro lado, las notas resultan muy aclaratorias, van al punto y no entorpecen la lectura. La intensidad expresiva, dramática, poética y filosófica del inmortal texto shakespereano vive en esta versión castellana realizada por Gamerro.
Destacamos que el escritor argentino Carlos Gamerro posee una importante trayectoria como traductor en lengua inglesa. Ha vertido al castellano, además de Hamlet, los siguientes dramas de Shakespeare: Enrique VIII, El mercader de Venecia y Macbeth y obras de W. H. Auden, Graham Greene y Harold Bloom.