Aunque prácticamente desconocida en España, Hélène Cixous es un referente en los estudios de género desde que fundara el Centre d’Études Féminines anejo a la Universidad de Paris VIII. Con su feminismo filosófico-poético aporta al deconstruccionismo la dosis de poesía necesaria para hacer de éste una filosofía comprometida también con el cuerpo y el goce femeninos.
Nació en Orán, Argelia, en 1937, hija de judíos refugiados, lo que la situó en un contexto socialmente marcado por la diferencia y la exclusión: ni formaba parte de la elite francesa que tenía ocupado el país, ni podía acceder a la cultura indígena árabe con la que se solidarizaba y a la que admiraba. Su llegada a París en los años ‘60 supuso su colaboración con el grupo de la revista Tel Quel (junto a Barthes, Kristeva y Foucault) y la creación de la Révue Poétique junto a Todorov y Genette.
Su trabajo con Lacan y el acercamiento a la deconstrucción derridiana le sirven como práctica para construir su propia escritura: es en ese aspecto que ella y Derrida trabajarán juntos, en la reflexión acerca del lenguaje y la escritura del pensamiento europeo.
Hélène Cixous, como el autor de De la Gramatología, ve en el texto una libre configuración de significantes incontrolables para la conciencia emisora. El mundo es en sí mismo un texto al que hay que liberar de la conciencia que impone un significado único a los múltiples significantes, en este caso, acontecimientos. Los acontecimientos del nuevo orden mundial, imprevisibles, inesperados, son blanco perfecto del procedimiento deconstructivista de Cixous y de Derrida en sus últimos años. Además de en sentido teórico, Cixous aborda el acontecimiento desde la dramaturgia, con una extensa lista de obras redactadas para la compañía de Ariane Mnouchkine, Théâtre du Soleil, en las cuales se enfrenta a sucesos recientes desde un enfoque político, reflexivo y hasta catártico. El deseo de (re)conocer al Otro (la capacidad de otredad, de permeabilidad) es lo que Cixous relaciona con esa mirada-tacto asumida como eminentemente femenina. Para ella ni ‘lo mujer’ ni ‘lo femenino’ son cualidades necesariamente ligadas a la anatomía. El deconstruccionismo rechaza rotundamente los binomios en los que se ha basado la metafísica occidental por entender que éstos siempre se construyen sobre un orden jerárquico que perpetúa la dominación: bien/mal, esencia/ existencia, cultura/naturaleza...
Cixous da un paso más y redimensiona estas dicotomías en torno a una general: la que opone lo activo a lo pasivo. En estos términos coloca el binomio hombre (activo, cultura, esencia) / mujer (pasividad, naturaleza, existencia). De esta jerarquía nace la solidaridad entre el logocentrismo y el falocentrismo occidentales.
Cixous quiere acabar con las oposiciones en beneficio de la diferencia derridiana a través de lo que ella llama escritura- mujer, un imaginario totalmente nuevo: “es decir, el lugar de las identificaciones de un yo que ya no esté alienado a la imagen propuesta por el masculino, sino que, al contrario, invente las formas de una mujer en marcha”.
La obra de Cixous está poco presente en los planes de las editoriales españolas: de la 50 obras que tiene publicadas en Francia, sólo podemos encontrar aquí su ensayo sobre crítica literaria feminista La risa de la Medusa, en Anthropos; la antología Deseo de escritura, en Reverso; el seminario La lengua por venir, recopilado en Icaria; y la (llamémosla) novela Las ensoñaciones de la Mujer Salvaje, en la editorial Horas y Horas.