"La ‘peripecia del no’ es la resistencia última de un escritor a la desaparición de lo que considera literatura. Sin desesperación, con cortesía melancólica y afecto erudito, escribe tocando el límite extremo, exterior, extemporáneo, de la ficción. El jardín está en ruinas, y Chitarroni permanece allí”. - Beatriz Sarlo
interZona presenta una nueva edición de Peripecias del no, la segunda y última novela de Luis Chitarroni, que en 2007 fue publicada por primera vez en esta casa editorial. Aquello que se cuenta en esta novela, de un modo elíptico y transversal, con sus leitmotivs y digresiones, es la historia de Ágrafa (o Alusiva), una revista literaria argentina fechada entre 1959 y 1999.
Junto a los fundadores de la publicación, se alinean un grupo de colaboradores cuyos nombres llevan el sello de una mirada ácida sobre el campo literario: Víctor Eiralis (también personaje de El carapálida), Basilio Ugarte, Lalo Sabatani, Oliverio Lester, Inés Maspero y otros posibles seudónimos de escritores que conformaban junto a Chitarroni la redacción de Babel -Revista de libros, la publicación dirigida por Martín Caparrós y Jorge Dorio, como C. E. Feiling, Alan Pauls, Sergio Chejfec, Daniel Guebel, Sergio Bizzio y Matilde Sánchez. Bajo la máscara pulcra de la frase pulida y una sintaxis ejercida con maestría, afloran envidias, chismes, celos.
Al avanzar en Peripecias del no, es como si las voces que narran tuvieran sobre el hombro todo el tiempo la mirada del editor. Un editor que tacha, comenta y agrega sobre el texto, que coloca entre < > las variantes de palabras que podrían usarse en una misma frase, que hace listas de textos a publicar, se deja notas de trabajo o escribe un “NO” después de un largo párrafo para indicar que ese fragmento no será incluido. Y hace justamente de la peripecia su principal motor narrativo, entendida como el “cambio repentino de situación debido a un accidente imprevisto que altera el estado de las cosas”.
Anécdotas, entradas de diario, resúmenes de argumentos, comienzos de relatos, ideas sueltas, todo cabe y todo se interrumpe en el libro. En una entrevista reciente, a propósito de Peripecias del no, Luis Chitarroni comentaba: “yo escribí un libro de espaldas al público. Empezó como un proyecto de una seriedad enceguecedora y después encontró sus motivos para ir inventando senderos y pasadizos secretos”. En esos intersticios por los que el texto se bifurca, se abre paso la literatura como un universo autosuficiente y cerrado sobre sí que, no obstante, se desborda.
"La división entre un día y el siguiente debe de ser una de las peculiaridades más profundas de la vida en este planeta. Se trata, sin más, de un acuerdo compasivo. No estamos condenados a sostener los impulsos aéreos del ser, pero hemos sido aliviados de la constancia de ser nosotros mismos por breves vacaciones. Somos criaturas intermitentes que se desploman de los pequeños fines y despegan hacia nuevos comienzos".
Luis Chitarroni en Peripecias del no
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Dijo la crítica
"Los borradores pueden ser leídos como literatura potencial, son modos de imaginar lo que puede ser un relato o, en todo caso, lo que todavía no es. Se trata de una poética que encuentra en las versiones y variantes un modelo de la potencialidad del lenguaje. En la Argentina, la excelente novela de Luis Chitarroni, Peripecias del no, trabaja en esa línea".
- Ricardo Piglia
"Estoy leyendo Peripecias del no, de Luis Chitarroni. Creí que iba a abandonarlo pero no puedo. Me volví adicto a su genio informe. Es un ejercicio literario de preciosismo y terquedad llevado a un extremo casi terrorista de autonomía. Es el primer libro que leo que no quiere relacionarse, de ninguna manera, con ningún lector. Por lo tanto, lo deseo desesperadamente y acepto sus condiciones".
- Juan José Becerra