Por Daniel Enzetti
Hipótesis: todos escucharon hablar de Shakespeare y dicen conocer su Hamlet, pero muy pocos leyeron el libro. Detrás del alardeo, una explicación posible puede ser que la tremenda influencia de algunas creaciones sobre cada uno de nosotros, muchas veces no es directa, sino que se mete en la cultura popular de formas diversas. Como el cine, por ejemplo. "Después de todo -dice Carlos Gamerro-, si hay una película shakesperiana, esa es El Padrino, donde Corleone no es asesinado, pero tratan de matarlo. Y su hijo, para vengarlo, termina metiéndose en ese ambiente mafioso. Es ahí cuando se cruza con la disyuntiva: si no actúo, permito la impunidad. Pero si lo hago, no soy yo, sino lo que quiere mi padre." El texto inglés, escrito hace cuatro siglos, acaba de ser traducido por Gamerro en una nueva versión editada por Interzona, y (otra vez) demuestra por qué pertenece a ese pequeño grupo de creaciones que trascienden las épocas, más allá de si, como en este caso, uno vio o no la obra teatral.
–Es como decir que todos somos shakesperianos sin saberlo...
–Exacto. Porque una buena definición de un clásico es que se trata de un libro cuya primera lectura, ya es una relectura. Ves Hamlet por primera vez y sentís automáticamente que eso ya te pasó, o alguien cercano pudo vivirlo. Lo que escribió Shakespeare es importante por el texto en sí mismo, pero también por todo lo que hemos hecho con él a través de estos 400 años.
–¿De qué manera?
–Vivimos en un mundo que, en buena medida, ha sido moldeado por obras como esta. Es llamativo cómo algunas de ellas son leídas en distinto tiempo y por diferentes culturas, y a pesar de eso, reflejan el momento. Al principio de esta traducción yo comento, por ejemplo, la influencia de Hamlet sobre un grupo de cineastas hijos de desaparecidos, que también se vieron movidos a reflexionar sobre lo ocurrido con sus padres, y sobre qué hacer ante eso.
–Otra explicación que refuerza su condición de clásico, entonces, es que es fácil trasladarlo a la actualidad.
–Justamente es su punto más valioso. Pude ver una puesta de Romeo y Julieta en Londres, y algunos personajes llevaban uniformes como los de la guerra de Irak. También existe una excelente versión de Ricardo III ambientada en una Inglaterra fascista. La diferencia de Shakespeare frente a otros dramaturgos contemporáneos españoles muy buenos, como Lope de Vega, Calderón o Tirso de Molina, es que ellos no pudieron adaptarse a nuestro tiempo de la misma manera. Lo que hicieron lo vemos con perspectiva histórica. Pero para ser justos, también hay que decir que El Quijote sí es una novela universal, y consiguió esa trascendencia de la que hablábamos antes.
–Así como está lo “shakesperiano”, también existe lo “quijotesco”...
–Claro. El Che Guevara tenía muy presente este libro, y lo que me ocurre es que no puedo leer la obra del Che, que entre paréntesis, es excelente, sin pensar en El Quijote. Ya se lo dijo a su madre en una carta, antes de viajar al Africa: “Vuelvo a montar sobre Rocinante.” <