interZona

Recorre Valenzuela oscuros recovecos del lenguaje

Carlos Fuentes consideró en su momento a la escritora Luisa Valenzuela como heredera de la literatura latinoamericana. Ahora la argentina acude a México para rendir un homenaje al mexicano.

La escritora argentina Luisa Valenzuela compartía con el novelista mexicano Carlos Fuentes una "desmedida fe" en la sincera ficción.

Galardonada en 2019 con el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español, la autora visitará México esta semana para participar en la Fiesta del Libro y la Rosa de la UNAM, en cuyo marco se conmemorará al autor a 10 años de su deceso.

La también periodista y ensayista -quien recientemente publicó La mirada horizontal (Marea), una selección de sus artículos periodísticos de 1966 a la actualidad, compilados por Marianella Collette, así como la novela Fiscal muere (Interzona), que presentará durante la feria universitaria- ha reflexionado, desde tiempo atrás, sobre la "sincera ficción".

Porque en una obra de ficción la realidad se hace más real "no por más fáctica, sino por más comprensible desde inesperados ángulos", abundó durante una disertación dentro de la Cátedra Alfonso Reyes sobre el tema "Escritura y secreto".

"Al leer se nos van abriendo universos superpuestos, van descorriéndose cortinas que quizá ni siquiera estaban allí, en el libro, sino que pertenecen a nuestros propios velamientos interiores: todo lo entredicho, sugerido, susurrado, va cobrando forma y demarcando los contornos de aquello que está y no está, el secreto, quizá diferente para cada persona que lee exactamente el mismo libro", expuso.

La emocionante aventura de abrir un nuevo libro de ficción, dijo entonces, está en relación directa con la sospecha de que cierto y reconocible secreto será personal para cada lector.

ABIERTA A LAS SORPRESAS
Si la literatura es vertical, porque cala y profundiza, la horizontalidad, abarcadora, corresponde al periodismo, expone Valenzuela en el libro que recupera su labor en diarios como La Nación y El mundo, y que la llevó a los sitios más recónditos de Argentina, o incluso a Nicaragua, en plena Revolución Sandinista, en 1984.

Fue la primera mujer nombrada "redactora" en La Nación, recuerda la escritora, cuya narrativa desafía mordazmente las jerarquías y los discursos dominantes.

"Soy alguien abierta a las sorpresas y dispuesta a indagar", apunta en la introducción de La mirada horizontal.

La clave para una buena entrevista, respondió recientemente a la agencia de noticias argentina Telam, es la escucha: "No pretender que el otro diga lo que uno quiere que diga; ahora hay mucha tergiversación de las palabras... La mía era una época que no usaba grabador pero anotaba muy cuidadosamente lo que iba pescando y donde estaba el nudo del asunto. Iba armando la entrevista mentalmente a medida que se iba desarrollando. Casi no usé grabador".

Vía correo electrónico, la también autora de Cortázar/Fuentes, Entrecruzamientos, y ferviente coleccionista de máscaras usadas en ceremonias y rituales de pueblos ancestrales, expone a REFORMA la necesidad de ponderar ambas actividades.

¿Qué le debe, como novelista, al periodismo? Hasta un tiempo atrás creí no deberle nada, que era como usar dos programas diferentes. Pero de muy joven tuve la suerte, en mis tiempos periodísticos, de tener un jefe egresado de Letras que era, inusualmente, muy cuidadoso con la lengua. Así que de manera indirecta en esa redacción cursé dos carreras paralelas. A veces se tocan.   ¿Cuál fue el detonante para que se dedicara íntegramente a la literatura? Me crié en un ambiente muy literario, por eso mismo no soñaba con ser escritora. Pero ya a los 18 años descubrí la aventura de escribir un cuento, y ese impulso, esa necesidad de indagar en lo que no se sabe, me fue sacando de un camino mas o menos previsible al camino siempre nuevamente desconocido. Pero cada tanto incurro en escribir una nota, una columna. La realidad siempre me interpela.

Su novela Fiscal muere está basada en un hecho real, el deceso del abogado penalista Alberto Nisman. ¿Por qué ha elegido un tema de actualidad para escribir esta ficción policiaca? Ahí sería fácil acusar al periodismo. Pero sospecho que se trata de un motivo mucho más profundo: la eterna lucha de la sincera y honesta ficción contra la pseudo ficción de pacotilla diseñada para responder a intereses espurios y torcer el rumbo de la historia.

¿Por qué al ex comisario Mario Masachesi no le ha bastado permanecer en un cuento y ha reclamado protagonismo en ésta (y probablemente) otras novelas? ¡Eso pregúntaselo a él! Por mi parte me pregunto dónde nacen estos personajes de la pura ficción que de golpe crecen, cobran vida propia, traen respuestas; se hacen querer.

En Fiscal Muere, Valenzuela incursiona por primera vez dentro del género policiaco de la mano de Masachesi, quien indaga un misterio basado en la realidad: la muerte de Nisman en Buenos Aires el 18 de enero de 2015.

El fiscal había presentado una denuncia contra la entonces presidenta de Argentina, Cristina Fernández, acusándola de traición a la patria, y horas antes de testificar ante el congreso fue hallado sin vida en su departamento, con una bala en la cabeza.

En esta novela, Valenzuela explora su faceta más lírica tras los escritos de Teldi, que serán hogar y refugio en los momentos más áridos de la historia.

En su prolífica trayectoria, durante la cual ha incursionado en diversos géneros literarios, ¿cómo ha cambiado su relación con el lenguaje?Si creemos con Heidegger que el lenguaje es la casa del ser, siempre me he sentido a mis anchas en dicha casa. En lo posible. Siempre he buscando recorrer sus más oscuros recovecos. Quizás ahora salga más ilesa explorando sus lúgubres mazmorras.   Con el tiempo, ¿su interés, incluso fascinación, por la otredad ha aumentado?Para empezar, estoy en este País que amo (México) asistiendo en lo posible a los festejos de la Semana Santa Yoreme, tanto Mayo como Yaqui. Creo fervientemente que nuestro planeta se salvaría si escucháramos a los pueblos originarios. El universo unificado del que también habló David Bohm, entre otros microfísicos.   ¿Cómo ha transitado estos años de pandemia? Este periodo, ¿resignificó su colección de máscaras?Tuvimos varios meses de súper enclaustramiento, pero lo mío fue muy liviano y cómodo. Y, por supuesto, las más de doscientas máscaras que pueblan mi estudio me hicieron muy buena compañía y me alentaron a escribir. Lamento decir que no me alentaron a limpiarlas, son muy discretas.   La pandemia, ¿supuso un cambio para usted? Fue un brusco detenimiento de mi alma errante y escribí mucho. Pero los cambios no son sólo propios, claro, también nos solidarizamos con el dolor ajeno. En lo general y particular. Perdí a amistades entrañables, acá a mi amiga del alma, Nenuca Wimer. Ella y Javier me abrieron las puertas de México. Tan enormes esa puertas que me siento como en mi casa. Y en cuanto pude, vine.   Valenzuela será este año figura estelar dentro de la Fiesta del Libro y la Rosa, en su regreso presencial; un encuentro al que acudió por primera vez en 2018 para hablar de "El poder de la ficción".

Esta vez participará, el viernes 22, a las 14:00 horas, en el homenaje que se alista a Fuentes, junto a la viuda del escritor, Silvia Lemus; el narrador Hernán Lara Zavala y Anel Pérez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM.

Posteriormente, a las 15:00, presentará Fiscal muere, acompañada de Sandra Lorenzano.

Ambas actividades tendrá lugar en el Foro Elena Poniatowska de la feria, a llevarse a cabo del 22 al 24 de abril en el Centro Cultural Universitario de la UNAM.

¿Ya leíste Notas de suicidio?: Marc Caellas y un ensayo sobre los últimos mensajes de artistas suicidas