Sergio Bizzio (Villa Ramallo, 1956). Es escritor, dramaturgo, poeta y guionista. Publicó las colecciones de poemas “Gran salón con piano”, “Mínimo figurado”, “El abanico matamoscas”, “Paraguay” y “Te desafío a correr como un idiota por el jardín”, las novelas “El divino convertible”, “Planet” (interZona, 2015), “En esa época”, “Rabia” (interZona, 2004-2015), “Era el cielo” (interZona, 2007-2017), “Realidad”, “Aiwa”, “El escritor comido”, “Un amor para toda la vida”, “Borgestein”, “Mi vida en Huel”, “Diez días en Re”, y los libros de cuentos “Chicos” (interZona, 2012), “En el bosque del sonambulismo sexual”, “Dos fantasías espaciales”, “La conquista, Iris y Construcción”, “La pirámide” y “Tres marcianos” (interZona, 2020). Es autor de las obras de teatro “Gravedad” (interZona, 2017), “La China” (interZona, 2016) y “El amor”, las dos últimas en colaboración con Daniel Guebel, con quien también escribió la novela “El día feliz de Charlie Feiling”. Varios de sus relatos y novelas fueron adaptados para el cine en la Argentina, Brasil, España y Francia. Ha sido traducido al inglés, francés, italiano, árabe, portugués, hebreo, búlgaro, holandés y alemán.
“Cuando uno no entiende la lengua del que habla y aun así quiere dar testimonio de lo que dice, lo único que puede hacer es imaginarlo, pero imaginar sin inventar, para que se ajuste a la verdad.” (13)
“Perdidos” es una novela breve que ficcionaliza una “relación” escrita por un escribano que llega a “América” en una expedición española. Este relato es posterior a los hechos y como nos vamos enterando a lo largo del texto y, sobre todo, al final está dirigida a “Su majestad”, es decir, que este es su lector potencial dentro de la ficción.
La expedición parte del puerto de Sant Lúcar de Barrameda en el año 1495. Este puerto y cierto recorrido que realizarán el protagonista y sus compañeros (separación del grupo, periplo y regreso) se podrían relacionar con “Naufragios” de Alvar Núñez Cabeza de Vaca cuyo viaje se inicia en 1527.
Una vez que llegan al continente salen dos grupos para inspeccionar la navegabilidad de un río y al ser atacados por indígenas deben abandonar el bote e ingresar a la selva. A partir de este momento se producirá el periplo del escribano junto a un grupo que se irá reduciendo debido a algunas muertes, pero al que también se irán incorporando otros, por ejemplo, un grupo de marineros italianos. En esta relación hay elementos característicos de los textos que conforman el corpus de la conquista: la referencia a la naturaleza y sus peligros, el hambre, episodios de antropofagia y el deambular sin una dirección precisa. También como suele aparecer en este tipo de relaciones el grupo suele ir cruzándose y siendo atrapados por distintas tribus nativas y se produce el problema de la comunicación debido al desconocimiento de las lenguas. A su vez, esto produce interpretaciones y equívocos que también son lugares característicos de estos relatos. Todos estos elementos y situaciones son parte del verosímil de cartas, relaciones y crónicas de la conquista de “América”, pero la novela de Bizzio produce ciertas torsiones siempre atravesadas por el humor, los anacronismos deliberados, el extremo y el absurdo:
“Ruis me hizo notar que no eran grandes conversadores, entre ellos, desde luego, sino grandes monologuista (…) El monólogo se había instalado entre ellos como una estrategia de ataque defensivo: el que tomaba la palabra primero, se evitaba el relato del otro, al que entonces no le quedaba más remedio que escuchar.” (12)
Este grupo de conquistadores ni descubre, ni conquista ningún territorio. No se trata de un relato épico, sino del intento por sobrevivir y, sobre todo, de la constatación de que se está perdido porque no son capaces de aceptar un nuevo lugar. El deseo constante de llegar al mar para volver con el grupo del que se han separado, hace imposible cualquier sentimiento de pertenencia hacia las tribus que los hospedan y, en general, los ayudan. En esta búsqueda del regreso lo que pierden son una serie de comunidades más o menos utópicas a las cuales pertenecer, y sobre todo, en el camino se rebela como otredad el mismo grupo de pertenencia inicial:
“No sé nada sobre ellos, no lo sabía entonces y no lo sé ahora. Nunca hablábamos…” (22)
“Éramos un bloque, una familia sólidamente ensamblada. Funcionábamos en base a la desgracia que nos unía y al mutismo de piedra con que disfrazábamos las disidencias.” (23)
“Perdidos” es una novela breve, pero el autor en pocas páginas construye la deriva de estos conquistadores que no solo han perdido su comunidad de origen, sino también la capacidad para “descubrir” un mundo otro. El final, al mejor estilo de Sergio Bizzio, resultará sorprendente y transformará toda la relación en una especie de contrahistoria imaginaria sobre la llegada de los españoles a “América”.
Editorial Interzona
2021: 112 páginas