NOVELA
LA VUELTA INCOMPLETA
NOÉ JITRIK
Ni los 93 años ni la pandemia imposibilitaron el continuo de la producción narrativa, poética y crítica del más brillante intelectual argentino: Noé Jitrik. La vuelta incompleta, novela recientemente publicada, narra una historia mínima que puede ser resumida en escasos renglones: Un hombre toma una sopa en su departamento. Siente un gusto extraño y cae al suelo diciendo la frase "me muero". Tres personas entran y lavan los utensillos usados, revisan el departamento y se marchan. Al cabo de un rato se produce la entrada de una mujer que cachetea al supuesto muerto hasta que despierta. Su nombre es "Eleuterio" -será el vivo retrato del antihéroe- y nos enteramos que ella se llama "Clotilde". El humor se asoma a la novela policial contada por un narrador testigo. Ergo "solo sabemos lo que él nos cuenta". Y sobre la cabeza de ese narrador está el autor que critica la novela y discurre acerca de la misma. Una pequeña historia, con un final impredecible, contada con la maestría de un eximio escritor. Una segunda historia es la de Lucía Palermo -una especie de Antígona- y Marcelo Lugano. Ambos se conocen en un bar cercano de la Facultad de Filosofía y Letras y viven una aventura atravesada por la dictadura argentina. La novela, entre otras cosas, es una clase magistral de técnica narrativa que mantiene el suspense hasta el final.
Valiendose del género policial, Jitrik reniega del romanticismo, impregnando a la novela de un humor absurdo y cotidiano que se evidencia en gestos rutinarios: unas cucharadas soperas, nombres decimonónicos y una intriga pequeña que estilísticamente reúne lo mejor de la novela negra norteamericana en la búsqueda de la perfección de la trama. Al mismo tiempo, condensa la objetividad del nouveau roman en la textura gélida del relato. Un narrador testigo da cuenta de personajes cuasi insignificantes; nos vamos enterando poco a poco acerca de ellos en la medida que avanza el relato.
Jitrik nos sumerge en los vuelos de la muerte y en la tragedia de los sótanos de la democracia, pero no desde la mirada acusadora o desde el sino panfletario. Digamos que desde ese lugar la historia y la literatura ya los condenó. El escritor lo planifica desde un argumento nimio: el robo de unos informes al clásico antihéroe, el archivista Eleuterio, informes que supuestament4e harían caer a un gobierno. A mi entender, otra humorada. En este país ni 500 informes de esos harían caer a un juez de la corte, menos aun a un Presidente de la Nación.
Jitrik marca un estilo combinando el absurdo y la trama policial. La vuelta incompleta logra mantenernos en vilo y remata con un final completamente sorpresivo. Sin utopías, la derrota coloca su sello.