El artista argentino Alberto Greco, creador de los Vivo Dito, se propuso en 1963 escribir un relato policial, durante una estadía en Madrid, justo dos años antes de su muerte pero, a poco de empezar, su literatura viró hacia el absurdo, hilando sin freno conversaciones y escenas, datos de lo real y noticias del momento, lo que desembocó en un texto experimental, que se acaba de publicar bajo el título "Guillotine murió guillotinado"
La transcripción del original -publicada por Interzona Editora- funciona como una llave para abrir la puerta al Greco escritor, cuya obra narrativa fue escrita a mano al calor del instante en cuadernos, y se completa con la novela "Besos brujos" (1965) y el "Manifesto Dito dell’Arte Vivo" (1962), donde expone y desarrolla su particular visión del arte.
De vocación fabuladora, Greco (1931-1965) realizó en poco más de una década un trayecto profundamente revolucionario para el arte contemporáneo: realizó en los años 60 una serie de acciones efímeras denominadas "Vivo Dito", que consistían en rodear a personas con un círculo dibujado con tiza sobre la calle y luego firmarlo como obra de arte.
El artista borroneó permanentemente los límites entre arte y vida, entre realidad y ficción, a tal punto que cuando se quitó la vida, a los 34 años, escribió la palabra "fin" en su mano izquierda luego de ingerir un frasco de barbitúricos en la casa de unos amigos, en Barcelona.
"Greco nunca dejó de escribir, compulsión que atraviesa casi todo lo que hizo y que no puede escindirse de su estética", señala en una entrevista con Télam el crítico Rafael Cippolini, quien motorizó la reproducción completa de aquel manuscrito inédito como un libro de literatura, al que acompañó con un ensayo crítico. La publicación se completa con otro texto de la especialista Paula Pellejero ("La aventura de lo real") que pone en contexto las numerosas referencias ocultas.
"Greco nunca dejó de escribir, compulsión que atraviesa casi todo lo que hizo y que no puede escindirse de su estética"
En ese sentido, uno de los principales aciertos de este flamante volumen es privilegiar el carácter literario de "Guillotine murió guillotinado" como pieza narrativa antes que su condición de documento o archivo, como sí se lo conocía anteriormente. De cualquier modo el libro incluye también la reproducción de los manuscritos donde se puede seguir el trazo de su caligrafía, las tachaduras y enmiendas o dibujos suyos en los márgenes.
"Guillotine murió guillotinado" tuvo su origen en Madrid durante una estadía del artista en 1963, en plena época del franquismo. Su intención original manifiesta es escribir un relato policial, pero a poco de empezar vira hacia el absurdo, hilando sin freno conversaciones y escenas, datos de lo real y noticias del momento como el asesinato de John F. Kennedy, que desembocan en una vuelta al texto mismo que se está escribiendo y a la escritura como materialidad.
En su escribir infatigable, Greco confiesa de entrada que quiere dar forma a un cuento policial -tal vez una novela- pero que no tiene idea cómo hacerlo: "Ni siquiera leyó policiales, lo que sabe proviene de los radioteatros, de alguna película", dice el crítico en el ensayo titulado "1.000.000 de Guillotinados" en el que habla de la "narrativa grequiana".
"Antes de su reconocimiento como artista, Greco se presentó al mundo como poeta. En realidad los versos del poemario 'Fiesta' son su primera obra pública en cualquier género o disciplina. Nunca dejó de escribir, compulsión que atraviesa casi todo lo que hizo y que no puede escindirse de su estética", analiza Cippolini.
Esta faceta literaria de "un Greco que son varios Greco" -en palabras del crítico- muestra al autor "intentando llevar adelante una pieza literaria díscola, desfachatada, provocativa, tomándose muy en serio su cometido, borroneando los límites entre la frenética vida inmediata y un experimento letrado. Quizá no sea una pieza fácil, pero sí muy divertida por lo zarpado. Absolutamente zarpado".
Por ejemplo, se lee en una de las primeras páginas: "De pronto me di cuenta que el flaco anteojudo estaba escribiendo lo mismo que yo. Echó una mirada sobre la libreta con papel cuadriculado. Escribía apresurado con un lapicero azul lo siguiente: DE PRONTO ME DI CUENTA QUE EL FLACO ANTEOJUDO ESTABA ESCRIBIENDO LO MISMO QUE YO...".
"No pienso en el Greco escritor como una derivación o continuación del pintor sino como un precursor de sí mismo, alguien que hizo una prueba de escritura muy al costado de cualquier categoría. Mi sugerencia fue publicarlo como un libro de literatura, porque a su modo naif perverso, eso pienso que es", precisa Cippolini.
Para el crítico, este volumen es la viva demostración de que no solo en las artes plásticas Greco buscó ir más allá de los moldes de las convenciones: "Como bien dice Paula Pellejero en su ensayo, todo parece conducido por sus Vivo Dito (el señalamiento de una persona cualquiera para transformarla en arte), pero esta vez con el claro objetivo de presentar una historia criminal, un episodio en el que sucede uno o varios asesinatos. El punto de unión o cruce es un vitalismo muchas veces fuera de control, desenfrenado. El arte en la vida y la vida en el arte, con una intensidad y desparpajo imposibles".
Uno de los diálogos que se da en la literatura de Greco reza así:
"–¿Vos tenés idea de cómo va a terminar eso?
–Pues yo no, hace días que no leo y no sé por dónde andas…
–Es que no sé cómo llevarlo… si llevarlo al cuento policial o al absurdo.
–Yo lo llevaría al absurdo… o al absurdo policial, o sea a la comisaría".
Sobre la dinámica de escritura, señala Cippolini: "Su modelo aceleradísimo de observación me maravilla: se convertía en una máquina de capturar todo tipo de detalles y estímulos para reelaborarlos en su inestabilidad expansiva. Greco es un escritor único. Cuando lo leo me olvido de su obra pictórica y conceptual, y lo siento cerca de algunas páginas de Copi y de Laiseca"
Al análisis del crítico se suma el texto "La escritura y la vida", una investigación biográfica muy exhaustiva a cargo de Paula Pellejero, quien entrevistó a las personas vivas mencionadas como personajes del libro y a sus familiares. En el 2020 Paula y Eduardo Pellejero habían publicado "La aventura de lo real. Escritos de Alberto Greco", compilando toda la obra escrita del artista
En apenas 34 años, Greco dejó una obra que marcó el camino del arte conceptual en Argentina, Brasil y España. En sus inicios, su obra plástica se integró dentro del movimiento informalista, del cual fue uno de los referentes más destacados en nuestro país.
Los responsables de esta publicación, Paula Pellejero y Rafael Cippolini, participarán de la actividad "Libreros por un día" en el stand de la editorial Interzona, el miércoles 3 de mayo a las 18.30 como parte de la 47º edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que se celebra en el predio de La Rural (Avenida Santa Fe 4201).
A la flamante aparición del libro, se suma la exposición que este año el Museo Reina Sofía de España dedicará al artista, bautizada "Viva el arte vivo", que promete recorrer las prácticas polifacéticas y transgresoras del universo de Greco, del 20 de junio al 30 de octubre en el museo ubicado en la capital española.