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Los argentinos que viajarán a Frankfurt

Ya se sabe quiénes integrarán la comitiva para la próxima “Book Fair” alemana: Oche Califa, Sergio Chejfec, Graciela Montaldo, Cecilia Szperling, Iosi Haviglio y Romina Paula.

A un año de su nombramiento al frente de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería, el coreógrafo Mauricio Wainrot reivindica la amplitud y la diversidad como criterios de gestión. La reactivación del programa Sur de traducciones –“nunca estuvo en duda”– y la planificación de actividades para las ferias de Frankfurt y de Bogotá –donde Argentina será país invitado en 2018– son algunos puntos centrales en una agenda que, asegura, trata de promover la cultura nacional al margen de opiniones políticas.

Sergio Chejfec, Cecilia Szperling, Iosi Havilio y Romina Paula serán los escritores argentinos invitados a la próxima Feria del Libro de Frankfurt, entre el 11 y el 15 octubre. También participarán Graciela Montaldo, de la Universidad Columbia, en un panel sobre “El rol del traductor y el crítico: la influencia de los mediadores literarios”, y Oche Califa, director de la Feria del Libro de Buenos Aires, en una presentación del sector editorial argentino. Se desarrollarán paneles sobre Juan Gelman y Oliverio Girondo y habrá jornadas dedicadas a la literatura argentina en la Universidad Goethe, de Frankfurt, y en la Universidad de Colonia.

—¿La cantidad de escritores invitados a las Ferias internacionales disminuyó por cuestiones de presupuesto?

—No. Es una decisión. Esta vez van a ir a Frankfurt cuatro escritores que nunca habían sido invitados. Ese es uno de los criterios, no repetir los nombres, que cada vez haya más escritores con posibilidades. Me interesa que vayan dramaturgos. El año pasado, cuando desde la Feria de Guadalajara eligieron a los escritores, pedí cambiar a dos o tres, porque no habían incluido a ningún dramaturgo.

—Uno de sus primeros anuncios fue que iba a despolitizar la gestión cultural...

—Hablo de no hacer panfletos. Siendo representante de la Argentina, no me parece bien llevar la bandera de ningún partido político. De ninguno, ni del gobierno actual ni del anterior. No estoy en contra de lo político, pero no me parece que tengamos que hacerlo desde un lugar panfletario. Nuestra marca es totalmente distinta y abierta. Jamás se va a rechazar a alguien por determinado gusto, opinión o creencia. Lo cultural, en nuestro país, está muy teñido por lo político. Es fácil menoscabar el trabajo de los que están haciendo. Por eso me encanta decir, por ejemplo, que el programa Sur fue creado por el gobierno anterior y, sinceramente, me parece excelente. Este año se van a hacer las 150 traducciones que autoriza el reglamento, el comité de evaluación ya eligió 93 obras. El comodato que se hizo con la Bienal de Venecia lo tengo que agradecer, es fantástico. Me siento fuera de ese contexto donde el agrado o el desagrado por cada decisión puede estar teñido de un tono partidario. Hay artistas que son de otro signo político, a quienes hemos enviado a eventos importantes y no mencionan para nada a la Cancillería ni al gobierno nacional. Como que fueron elegidos, no sé, por un ser supremo. Pero no por eso se va a dejar de invitar a una persona, porque está representando al país, no a un gobierno.

—¿Por qué le parece que no mencionan a la Cancillería?

—No sé. Habría que preguntarles cuál es la culpa que sienten de aceptar la invitación que hacemos.