La creencia de que “el fútbol no se piensa, el fútbol se siente” es puesta en juego por este grupo de autores, que se propone sacar al deporte de los lugares de paso como la sobremesa, los pasillos y ascensores, los tiempos muertos en oficinas y estudios, y dotarlo de una entidad superior, concibiéndolo como un modo de pensamiento que va más allá de la alienación eufórica y colectiva.
De pies a cabeza es una apasionante recopilación de ensayos de escritores que construyen un lenguaje propio, un hablar-fútbol que conecta la praxis con la teoría, los pies con la cabeza. En su calidad de jugadores oficiales de picaditos y teorizadores del deporte más popular en la Argentina buscan crear un espacio desde el cual reinventar el mundo de la pelota. Recorren el fenómeno del gol en todas sus formas y aspectos: el grito característico del jugador argentino, el ritmo vertiginoso del relator y el deseo latente del hincha esquizofrénico de estar él mismo jugando en la cancha. Construyen, a la vez, una innovadora tipología de los grandes hombres del fútbol que evita caer en los lugares comunes: Messi es descrito como un veloz roedor o un karting, Maradona como un artista comparable a Van Gogh, Batista como la perfecta cruza entre un empleado público y un maître de restaurante y Tévez como un mago encantador que seduce, distrae y anota.
Oliverio Coelho (Buenos Aires, 1977). Escribió novelas y cuentos. Cada tanto, ensayos breves y crítica literaria, maña que intenta dejar. Jugó al fútbol hasta los dieciocho, de ocho correcaminos. Su retiro fue paulatino. A partir de los dieciséis, empezó a involucionar futbolísticamente, tuvo su primera novia y empezó a tomar alcohol. Dejó de correr y lo mandaron al fondo, de cuatro. Coincidiendo con el retiro, se hizo hincha de Argentinos Juniors. Cultivó un fanatismo moderado hasta que Borghi sacó al Bichito campeón. Cada tanto va a la cancha.
Ezequiel Cogan (Buenos Aires, 1982). Periodista. Trabaja en el diario Olé y escribe para la revista Un Caño. La noche lo alejó durante un buen rato de la pelota y lo acercó al fútbol, y en eso, después de variadas y truncas despedidas de la grama, finalmente entendió que la distancia entre los pies y la cabeza es un pase corto que alarga el vicio futbolero.
Luis Díaz nació en el Bosque de La Plata un 27 de septiembre. Tripero y arquitecto. Co-fundador de la organización clandestina Templo Sagrado, miembro de la Logia del Mondongo y militante de La 22. Va a la cancha desde 1955. Las conoce a todas salvo al Estadio Único de su ciudad. Dejó el bachillerato para seguir al Lobo en el 62. En pleno “Onganiato”, haciendo el servicio militar, con paro general, salió del acuartelamiento y caminó desde Quilmes hasta Avellaneda para encontrarse con la 22, que llegó en el único tren que se puso en marcha en todo el país, para ver a su equipo. Estuvo en la Bombonera el día del 6 a 0. Profesor invitado de la Universidad Torcuato Di Tella.
Hernán Rodrigo Gallegos, (Buenos Aires, 1981). Es pianista y director de la Orquesta Típica Cambio de frente. Se gana el pan con la música, pero siempre quiso ser futbolista. Escribe reseñas de discos en la revista Tinta Roja. Fue cervecero de profesión, es hincha de Quilmes y tiene un gato llamado Messi.
Ezequiel Gatto (Rosario, 1979). La mayoría del tiempo se dedica a escribir: es historiador y ensayista. Humano contradictorio, ama el fútbol tanto como desea su desaparición. De suceder esto último preferiría que sea después de que Central salga campeón. Y si pudiera pedir algo más, gustaría jugar un partido despedida con sus amigos, en cancha de 11.
Juan Pablo Hudson (Rosario, 1978). Doctor en Ciencias Sociales. Docente. Se dedica a la investigación social y política. Publicó Acá no, acá no me manda nadie. Empresas Recuperadas por Obreros 2000-
2010 (Tinta Limón, 2011). Ha publicado múltiples artículos en torno a la autogestión fabril en revistas académicas y periódicos. Escribió la novela El Biógrafo. Fue 9 de área. Hincha de Rosario Central.
El Colectivo Inmediato es un grupo de pensamiento, escritura y diseño que estuvo activo entre agosto de 2003 y fines de 2004, generando intervenciones en los problemas que, gracias al encuentro colectivo, pasan del sentir personal al campo de juego común. Sus textos breves y sus artículos pueden encontrarse en colectivoinmediato.blogspot.com
Colectivo Juguetes Perdidos. Una de las vidas del Colectivo Juguetes Perdidos está perdidamente futbolizada. Sus integrantes están convencidos de que sin fútbol la vida sería un error, e insisten en rastrear, tanto en el fútbol como en el rock, textos y saberes generacionales, lugares desde los cuales pensar y reinventar el mundo. Las otras vidas colectivas las reparten entre la investigación, la escritura, el pensamiento y los agites varios. Intervenciones en torno a Cromañón y el rock como plan barrial, la precariedad y las lógicas de criminalización y muerte que operan en la época, la política y sus formas fueron compiladas en Por atrevidos. Politizaciones en la precariedad (Tinta Limón, 2011). Dan signos de vida colectiva en colectivojuguetesperdidos.blogspot.com
Federico Levín (Rosario/Buenos Aires, 1982). Es escritor y lector de novelas, ensayos, cuentos y poesía, tal vez en ese orden. Ha trabajado como guionista de TV, redactor web, coordinador de talleres de escritura y cocinero cultural, entre otras cosas. Ñuls y las borracheras son dos de sus pasiones insensatas; la escritura, la pasión que entrama las otras.
Daniel A. Liñares (Hudson, 1975). Tercera generación de hinchas del Club Atlético Independiente, es del Rojo desde la cuna. A los ocho se quedó dormido en la final de la Intercontinental contra el Liverpool. Como el inmigrante de su abuelo recaló primero en La Boca, guarda cierto cariño por dicha divisa. Si le preguntan, se siente cómodo de wing derecho, bien sobre la línea, pero algún día le gustaría jugar de 10. El gol de chilena lo volvió mortal: “Antes de morirme, quiero hacer un gol de chilena”, había dicho. Pero como es del Rojo quiere otro más.
Rubén Mira (Avellaneda, 1964). Aún cuando hace más de ocho años que abandonó las canchas, la actividad que más hizo en su vida, después de dormir, fue jugar al fútbol. Hincha de Temperley y de Ricardo Bochini, fue escritor y ahora se gana la vida redactando guiones de historieta. Como a un veterano se lo invita a participar de un partido a benéfico, cada tanto sus amigos lo invitan a participar de un libro. Si acepta, como en este caso, aún panzón y lento, aporrea algunas teclas como antes aporreaba habilidosos delanteros.
Gustavo Varela (Buenos Aires, 1962). Profesor de filosofía y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Director académico del posgrado Historia social y política del tango argentino, en FLACSO. Autor de Mal de tango (Paidós, 2005), La filosofía y su doble: Nietzsche y la música (Ediciones del Zorzal, 2008) y Tango, una pasión ilustrada (Ediciones Lea, 2010). Jugó de “já central” 187 en la esquina de Las casas y Muñiz y debajo de las tribunas del Viejo Gasómetro. Cree que el barrio de Boedo produce adicción. El 2 de diciembre de 1979, por razones de público conocimiento, se hizo nómade para siempre.