Seré serio como el placer. La gente no sabe lo que dice. No hay razones para vivir, pero no hay razones para morir tampoco. La única forma en que se nos permite manifestar nuestro desdén por la vida, es aceptarla. La vida no merece que nos tomemos la molestia de abandonarla. Podemos por caridad ahorrarsela a alguien, ¿pero a nosotros mismos? La desesperación, la indiferencia, las traiciones, la fidelidad, la soledad, la familia, la libertad, la pesadez, el dinero, la pobreza, el amor, la falta de amor, la sífilis, la salud, el sueño, el insomnio, el deseo, la impotencia, la chatura, el arte, la honestidad, el deshonor, la mediocridad, la inteligencia, no hay ni para empezar. Sabemos demasiado bien que estas cosas son para tener cuidado; con suerte buenas para propagar algunos negligentes suicidios accidentales.
Jacques Rigaut (París; 30 de diciembre de 1898 – 5 de noviembre de 1929) fue un poeta surrealista francés. Nació en París y formó parte del movimiento dadaísta. Su trabajo trata a menudo sobre el suicidio, hasta el punto de que Rigaut llegó a considerar su consecución exitosa como su principal ocupación en la vida. En 1929, a la edad de 30 años, y tal y como había anunciado, Rigaut se suicidó con un arma de fuego. Utilizó una regla para asegurarse de que la bala atravesaría su corazón.