Y era terrible contemplar estas naves, perdidas bajo el cielo resplandeciente, las máquinas en perfecto estado de funcionamiento, los cascos sin una grieta, las tripulaciones y el pasaje atemorizados en la borda, cogiéndose de los brazos de los oficiales taciturnos, algunos de los cuales terminaron por saltarse la tapa de los sesos. ¡Sí, digo que era terrible!
Roberto Arlt (1900-1942), oriundo de Buenos Aires, era ya conocido por su primera novela, El juguete rabioso (1926), cuando, en el año ‘28, se incorpora a la redacción de El Mundo para escribir sus célebres notas costumbristas en una columna diaria. Aquí hemos destacado las aguafuertes en que se describen diversas respuestas al trabajo, según el idioma de los argentinos de aquellos años.