No busquéis aquí, verdad, razón o deducción alguna. A otros la enseñanza. A esas enormes cabezas cuadradas, pensantes y rumi-pensantes que hacen de la verde yerba campera un bolo alimenticio. Ellos dicen: “mucho de lo que crees hermoso, no es sino cieno”. No tengo aptitudes de máquina para transformar bellezas en utilidades, y si algo hay de verdad en mis escritos, culpa mía no es. El prisma recibe luz e, inconsciente, rompe transparencia en siete colores.
(Buenos Aires, 1866 - París, 1927) Fue un escritor argentino, uno de los mayores exponentes hispanoamericanos de la novela autóctona.
Vivió su niñez y vejez tanto en Buenos Aires como en San Antonio de Areco, en donde se familiarizó con la vida campestre y con los gauchos, lo que lo inspiraría para escribir su obra maestra Don Segundo Sombra en 1926.
Publicó El cencerro de cristal, varias poesías y Cuentos de muerte y sangre, y gracias a Quiroga, algunos de estos escritos aparecieron en Caras y Caretas. Otras de sus novelas son Xaimaca (1923), Raucho (1917) y Un idilio de estación (1918), que luego sería publicado con el título de Rosaura.
Don Segundo Sombra fue la obra que lo consagró; comenzó a escribirla en París en 1920 y la concluyó en Argentina años después, cuando el panorama literario porteño estaba ya dominado por las propuestas de vanguardia.