Reducido a instrumento de tortura para bachilleres, souvenir de gringo o estampita religiosa de sojero exportador, el Martín Fierro se ajusta perfectamente a la definición de clásico que daba Borges: aquel libro del que todos hablan y nadie lee.
¿Cómo hacer que un libro valioso vuelva a ser leído? Esta reescritura posmovillera del clásico gauchesco intenta devolverle al libro su fuerza original. Dislocarlo apenas para que vuelva a ser el mismo. Del gaucho manso, idealizado, al guacho fugitivo, borracho pendenciero, racista y asesino. Del gaucho matrero al pibe chorro.
Esta lectura del Martín Fierro de Hernández que hizo Fariña, siguiendo verso a verso al original y "traduciéndolo" a la situación concreta de los marginados hoy, conserva mucho del original: muchos versos enteros y el mismo ritmo impresionante. La contaminación de gauchesca y slang fascina.
Gabriela Cabezón Cámara, Clarín
Oscar Fariña (Asunción, Paraguay, 1980) reside desde niño en Buenos Aires. Estudió Ciencias de la Comunicación y Letras en la UBA. Publicó los libros de poesía Mamacha (2008), Pintó el arrebato (2008), El velo hermafrodita de la lengua (2009), Un ballet de policías en el agua (2009), El guacho Martín Fierro (2011), El desmadre (2012) y El negro Atari (2016).